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Hay tres datos importantes en la ruta que viene siguiendo el coronavirus desde que apareció en China hace menos de tres meses. El primero: está presente en 202 países. Dos: hay 634 mil 835 casos confirmados en el mundo. Tercero, el más preocupante y que disparó alarmas globales: 76% de los casos nuevos (482 mil 127) se registraron en los últimos 14 días.
En México, en dos semanas, del 15 al 29 de marzo, se pasó de contabilizar 41 casos a 993; la cifra se multiplicó por 24.
Hasta ahora ninguna nación ha podido evitar que se propague, pero varias han logrado frenar la curva de incremento por medio de una sola acción: el confinamiento social. De manera oficial, en México comenzó a operar el lunes 23 de marzo. Responder a la pregunta si la medida se tomó en el tiempo justo o a destiempo es ociosa en este momento. Lo principal es acatar el llamado de la autoridad y permanecer en casa.
Este fin de semana en la capital del país y en otras ciudades se vio una actividad muy diferente a la situación de emergencia sanitaria que se vive. Fue notoria la presencia de vehículos y de personas en las calles.
La petición del gobierno federal hecha el sábado pasado fue clara: “Que la medida se cumpla de manera real; acatarla en forma enérgica, sincrónica, consistente e impostergable. Es la última oportunidad de hacerlo ante el eventual inicio de incremento exponencial de los casos”.
El temor justificado de varias familias —y de gobiernos a nivel mundial— es la repercusión económica que inevitablemente se presenta. Son cientos de miles o millones de familias en México cuya subsistencia proviene de su venta diaria, de trabajo cotidiano. Viven al día.
En este punto se requiere inevitablemente del apoyo de los gobiernos locales. En diversas entidades se han anunciado apoyos por medio de microcréditos para las familias y los sectores más vulnerables; en la Ciudad de México, por ejemplo, se otorgarán a tasa cero, a cubrir en varias mensualidades y el primer pago se realizaría dentro de cuatro meses.
En esta batalla contra un enemigo “invisible y escurridizo”, como lo definió el presidente francés Emmanuel Macron, la acción que cada ciudadano tome en lo individual tendrá un efecto a nivel sociedad. Si se conserva la salud, habrá fuerzas para remontar cualquier crisis.
El beneficio será colectivo. Es tiempo de actuar unidos, pero no juntos. #QuédateEnCasa.