En México, luego de un desdén inicial de autoridades ante las alertas que varias naciones habían encendido por la variante ómicron del coronavirus, hay registro de que se está comenzando a presentar un incremento de casos.
Nuevo León informó que se encuentra ya en una cuarta ola por el ascenso en el número de contagios y hospitalizaciones.
En la Ciudad de México también hay un cambio en el comportamiento de la enfermedad. Luego de cinco meses prácticamente continuos de descenso de casos, la tendencia se revirtió. El promedio de casos positivos en la capital del país pasó de un promedio de 100 a cerca de 400. Niveles todavía muy lejos de olas anteriores cuando se presentaban hasta 6 mil casos al día. La decisión de aplazar el evento musical por el fin de año y el cierre anticipado de la verbena navideña instalada en el Zócalo lucen como acciones extremas, pero correctas.
Tomar medidas de precaución con base en el cambio de las cifras es lo más acertado.
La alerta por la nueva variante del coronavirus comenzó hace 4 semanas. Sudáfrica comunicó al mundo el descubrimiento y en cuestión de horas se propagó por países europeos como Reino Unido, Alemania, Italia y República Checa. En pocos días se hizo presente en Canadá y Estados Unidos. La Organización Mundial de la Salud la consideró de un “alto riesgo global”.
Aunque inicialmente parece de menor letalidad, está confirmado que es altamente contagiosa, situación que este miércoles ratificó la OMS al señalar que se está registrando un “tsunami” de casos con una incidencia de casi un millón al día a nivel global.
Especialistas recomiendan a las instancias gubernamentales mexicanas que se mantengan en constante alerta y sigan promoviendo las medidas de higiene, sana distancia y de vacunación; consideran que la pandemia está lejos de terminar. Coinciden en que en enero los casos podrían elevarse y, aunque probablemente sean menos graves, un crecimiento exponencial pondría en riesgo el funcionamiento del sistema de salud.
Nadie desea una nueva parálisis económica, pero la autoridad debe ser insistente en los llamados a mantener las medidas de precaución y en informar de manera transparente, así como en adoptar acciones determinantes si la situación lo requiere. Y para ello, hay que escuchar a los expertos.