Un posible recrudecimiento de las adicciones en México podría darse como consecuencia del confinamiento impuesto para atajar el avance del coronavirus por nuestro país, pues cientos o tal vez miles de personas dejaron de recibir tratamiento, al tener que dejar de acudir a los centros de rehabilitación que cerraron por la pandemia o porque las sesiones se volvieron virtuales.
Expertos de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) alertaron sobre la posibilidad no solo del incremento de adicciones entre la población mexicana, sino además de recaídas entre aquellos que ya estaban bajo terapia o alguna otra modalidad de rehabilitación, y para quienes la falta de control o asesoría les hace aún más tortuoso el camino hacia su recuperación.
Hay que reconocer que no hay un seguimiento, por parte del Estado mexicano, en el que no se tiene idea realmente de que es lo que pasó con las personas que acudían a terapias o juntas de autoayuda, y es que el principal problema no es que sea responsabilidad directa de los gobiernos (federal o estatales), pues muchos de estos lugares son autónomos, por ejemplo Alcohólicos Anónimos.
Al no haber un control sobre los anexos de los centros de rehabilitación, que desde hace algunos años se han convertido en objetivo de ataque por parte de grupos delincuenciales, es que muchos de ellos han dejado de responder a los objetivos para los que fueron creados.
Como en los centros es donde radica la atención de los adictos, queda hasta ahí el control o seguimiento que pueda hacérsele a sus usuarios, información que no trasciende más allá de sus instalaciones y que impide a cualquier autoridad hacer un diagnóstico más preciso de las problemáticas de adicción entre la población.
Las adicciones son un problema enorme que ha crecido de manera constante en los últimos años, sin que haya una respuesta equivalente en esa proporción por parte de los gobiernos. Si la actual administración del país en realidad quiere atacar las adicciones, debe hacer conciencia de que la estrategia a seguir va más allá de campañas de prevención —que en sí son necesarias—, pero que por la complejidad del asunto, sus dimensiones inciden aún más profundo en la sociedad, en donde se debe evitar a toda costa que sean los menores de edad y los adolescentes la población más vulnerable que caiga en ellas. No obstante, cualquiera que sea la edad de una persona con problemas de adicción, se debe procurar su recuperación sin riesgo de recaídas, para ello es vital que no dejen su tratamiento de rehabilitación, algo que parece que no se consideró como medida paralela a la suspensión de actividades generalizada.