La visita de la delegación de congresistas estadounidenses, liderada por Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, a Taiwán ha ocasionado gran conmoción mundial ante las especulaciones sobre las posibles represalias que el gobierno chino tomaría contra Estados Unidos o contra Taiwán. Por ejemplo, se habló de un posible conflicto militar entre China y Estados Unidos o que se aceleraría la “invasión” a Taiwán.
Aunque aún es muy temprano para respaldar el primer escenario, China no desea una guerra porque una de las metas nacionales del Estado chino es continuar con sus altas tasas de crecimiento económico; una guerra significaría su interrupción. Respecto al segundo, me parece más factible, pero no se puede hablar de una “invasión” cuando se trata de un territorio que le pertenece al mismo país. Sin embargo, la prioridad para el gobierno chino es lograr la reunificación con Taiwán a través de medios pacíficos. Lo cierto es que sí se ha generado un impasse en las relaciones sino-estadunidenses y las implicaciones acercarán aún más a China y Rusia.
Desde mediados de julio, en medios estadounidenses se dio a conocer que Pelosi realizaría una gira a la región del “Indo Pacífico” —actualmente la zona más estratégica para los intereses de Estados Unidos— e incluiría a Taiwán; nunca se confirmó oficialmente que estaría en su itinerario. Inmediatamente, el gobierno chino protestó y a través de diversos mecanismos diplomáticos intentó disuadir al presidente Joe Biden para evitar la visita de Pelosi a Taiwán.
El gobierno estadounidense, por su parte, justificó que el “Poder Ejecutivo” no tiene incidencia sobre el “Legislativo”; por tanto, no podían detener el viaje. Incluso, los presidentes Joe Biden y Xi Jinping sostuvieron, a finales de julio, una llamada telefónica en donde el mandatario chino advirtió de posibles consecuencias en la relación bilateral. Conforme se acercaba la fecha de la visita, el gobierno chino respondió con ejercicios militares con fuego real sobre el estrecho de Taiwán con la intención de disuadir a los congresistas y hacer valer su derecho soberano sobre la isla.
Estados Unidos, para sostener relaciones diplomáticas y comerciales con China, entre las décadas de 1970 y 1980, firmó los “Tres Comunicados Conjuntos” y reconoció la “política de Una China”; aceptó que Taiwán era territorio de China. Asimismo, firmó la “Acta de Relaciones de Taiwán” la cual formalizó que Estados Unidos mantendría “relaciones no oficiales” con la isla, estas son relaciones culturales y comerciales, mas no políticas.
Por lo tanto, la visita de Nancy Pelosi reviste gran importancia. Primero, se trata de la tercera persona más importante en la cadena de mando —después de Biden y la vicepresidenta Kamala Harris— en el gobierno estadounidense y se podría interpretar como un reconocimiento de facto al gobierno taiwanés, al violar el principio de “Una China”.
Segundo, la forma en que esta visita tuvo lugar se trata de una estrategia del gobierno estadounidense para medir qué tan lejos iría la respuesta del gobierno chino para defender su territorio. Tercero, la visita de Pelosi tiene connotaciones electorales para alimentar su candidatura para las próximas elecciones de medio término, en noviembre.
Internacionalista y estudiante de la Maestría en Estudios de Asia y África con especialidad en China por El Colegio de México