En México la organización y calificación de las elecciones están a cargo por mandato constitucional de diversas autoridades electorales, por un lado las administrativas (el Instituto Nacional Electoral “INE” y los Organismos Públicos Locales Electorales “OPLEs”) y por el otro las autoridades jurisdiccionales (El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y los tribunales locales –uno en cada entidad federativa) todas estas autoridades en su conjunto conforman nuestro sistema electoral nacional.
El INE como autoridad rectora en materia electoral se encuentra desde hace algunos meses en el ojo del huracán, se le acusa de ejercer un presupuesto demasiado alto, el cual asciende a miles de millones de pesos, lo cual para algunos es mucho dinero para organizar las elecciones.
Es importante tomar en cuenta que además de organizar las elecciones el INE es el responsable de todo lo que tiene que ver con el Registro Federal Electoral y con ello otorgar a la ciudadanía la credencial para votar, la cual, gracias a todas las medidas de seguridad que posee es reconocida por instituciones y empresas como la identificación oficial de los mexicanos y mantener ese registro actualizado y confiable, así como emitir las credenciales cuesta y no es poco dinero lo que representa. Además, hay que tener conocimiento que ese “gran” presupuesto del INE incluye las prerrogativas que se le dan a los Partidos Políticos.
Gracias a la certeza de los resultados electorales de los 30 últimos años el INE se ha ganado la confianza y simpatía de la ciudadanía, razón principal por la cual somos muchas y muchos los que creemos que al INE hay que fortalecerlo, hay que blindar su independencia y autonomía para poder seguir teniendo una autoridad electoral competente con reconocimiento internacional.
En una demostración de apoyo al INE el pasado domingo 13 de noviembre se realizaron diversas marchas a lo largo y ancho del país e incluso en algunas ciudades del extranjero.
El desarrollo de la marcha en la Ciudad de México fue ejemplar, la cita fue a las 10:30 horas en el Ángel de la Independencia y los organizadores pidieron llevar alguna prenda o distintivo color rosa; desde las 8 de la mañana las banquetas de avenida Reforma se fueron pintando de rosa, así como los restaurantes de la zona, las filas en los puestos de tamales, las tiendas de conveniencia, en general todo comercio que estuviera abierto a esa hora recibió clientes con algún distintivo de ese color.
Para las 9:30 horas la concentración en torno al monumento del Ángel de la Independencia era ya bastante considerable (el cual por cierto estuvo rodeado por vallas metálicas, supongo que, para protegerlo, lo cual al final de cuentas no fue necesario).
A las 10:30 aproximadamente el contingente empezó a avanzar con dirección al Monumento a la Revolución, ocupando de lado a lado todos los carriles de avenida Reforma, incluyendo camellón y banquetas, desde arriba de un bloque de cemento llegó un momento que no se veía dónde iniciaba y donde terminaba, a paso lento y en ocasiones detenidos por algunos minutos fue muy agradable caminar al lado parejas, familias, grupos de vecinos o amigos y muchos solitarios.
Mientras un grupo de personas mayores se organizaba para gritar “el INE no se toca” un grupo de jóvenes coreaba “no soy fifi, soy aspiracionista, de esos de esos que revocan gobiernos populistas” cada pequeño grupo o familia coreaba sus frases preferidas levantando sus cartulinas caseras con frases en apoyo al INE, de pronto nos alcanzó otro grupo de jóvenes (menores a los anteriores) quienes con un entusiasmo contagioso y ritmos más actuales cantaban canciones modificando la letra para hacer patente su apoyo a la autoridad electoral.
Interrumpidos por algunos organilleros que dando vuelta a la manivela nos invitaron a entonar el cielito lindo para después unirnos al grito de “México, México”.
Sin lugar a dudas fue una marcha ejemplar, que a diferencia de otras expresiones invito a los comercios de la zona a abrir sus puertas en lugar de cerrar y protegerse, no hubo durante el desarrollo altercado alguno, no hubo gritos contra nadie, no hubo pintas, no hubo protagonistas, fue una marcha de la ciudadanía, no fue a favor ni en contra de algún partido político.
Al no ser profesionales en esto de las marchas y manifestaciones se escuchaban la gran mayoría del tiempo totalmente desfasadas las porras y consignas, pero eso sí, para concluir y en un pletórico monumento a la Revolución y por lo menos dos cuadras alrededor se llegó el momento en que el grito de la gran mayoría se unió para con gran respeto e incluso de manera solemne entonar el Himno Nacional “Mexicanos al grito de guerra…”
Seguramente la marcha del #13N dará para mucho, puede ser el inicio o el fin de algo, eso depende la ciudadanía.
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