Etimológicamente la palabra “fraude” proviene del latín fraus, y se dice que fraude es una acción que resulta opuesta a la verdad, un fraude se puede cometer en perjuicio de una persona o en contra de una organización, yo añadiría que también se puede cometer contra la propia sociedad y en esta época de las redes sociales podemos incluir como parte de la sociedad a los “seguidores”.

La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, 
de modo que cuando las gentes se dan cuenta 
del engaño ya es demasiado tarde.   
Miguel de Cervantes Saavedra 

El principal argumento para reformar el marco jurídico electoral ha sido el evitar fraudes, al carecer de pruebas se acusa de un costo excesivo para organizar las elecciones, pero se vuelve a caer en la mención de la palabra fraude; el objetivo es dejar la palabra en las mentes de la ciudadanía, se elevan voces acusando de fraude a diestra y siniestra, fraude por facilitar el voto a todos por igual, fraude por aplicar la ley, por sancionar y hasta fraude por trabajar.

Desgraciadamente siempre la descalificación y la falsedad son más fáciles, más fructíferas y como lo dijo Miguel de Cervantes Saavedra, parece que tienen alas, hoy en día las redes sociales se han convertido en el cielo perfecto, en ella vuelan en cuestión de segundos las noticias, las opiniones, las verdades y también las falsedades, como sociedad el pasado 13 de noviembre ya demostramos temple, madurez y carácter para enfrentar a las mentiras, a los incendiarios del momento, la marcha fue un golpe de autoridad, con argumentos, con educación y con clase.

Las reacciones no se hicieron esperar y tras la descalificación vino la reacción, un intento pagado por demostrar el poder y al mismo tiempo echaron a andar un plan alterno el cual no es que recorte o modifique al INE; mutila un sistema electoral nacional y con ello pretende dañar desde adentro la democracia nacional.

No sigamos alimentando la desconfianza, cerciorémonos de los dichos, tenemos que buscar la verdad por nosotros mismos, el tener altos cargos y plazas repletas de acarreados no los hace dueños de la verdad y menos les da el derecho de siquiera suponer que les creemos.

El día que uno de estos personajes, ella o el, acepte por lo menos la posibilidad de estar errado, el día que salga y acepte que se equivocó, independientemente de compartir o no su visión o punto de vista, ese día se ganará el respeto; pero lo dudo, se sienten dueños de la verdad absoluta, ellas y ellos que se mantienen excesivamente firmes en sus ideas, intenciones u opiniones, sin tener en cuenta otras posibilidades son el mal que aqueja a la comunicación política de nuestros días y como un cáncer se empiezan a propagar en la sociedad.

No se trata de ser afín a algún partido político, seguro que todos tenemos amigos y conocidos en todas las fuerzas políticas, seamos respetuosos de la pluralidad política, pues es, desde mi particular punto de vista, la diversidad, las visiones diferentes, el libre pensamiento, lo que enriquece a una sociedad.

No defiendo ni ataco a ningún partido político o candidato, no tendría por qué, pero creo que también es hora de levantar la voz y decir que hay mucha gente, mucha de verdad que trabaja honestamente, de una manera profesional e incorruptible, mucha gente que da vida a las instituciones, hombres y mujeres que dan su mejor esfuerzo todos los días y en este caso en particular, para quienes trabajan en lo electoral, durante el proceso electoral todos los días y horas son hábiles, por lo tanto esos días se convierten en noches, los lunes y viernes se confunden con sábados y domingos y son jornadas extensas y a la par de esta gente, de estos servidores públicos se encuentran las representaciones de los propios partidos políticos quienes asisten a sesiones, reuniones de trabajo, comisiones, realizan revisiones y aportaciones, es de verdad un trabajo de conjunto, es un claro ejemplo de trabajo en equipo, la sociedad en sus diferentes roles; pero todos trabajando para un mismo fin, siempre apegados a la norma.

Por todo esto, ya basta, no más estafadores gritando y portando la bandera del fraude, con un copy-paste como fundamento.

Sí, el INE y el propio sistema electoral deben seguir evolucionando, creciendo y consolidándose, toda concentración de actividades y de poder nunca es buena, al INE se le han encomendado demasiadas responsabilidades, muchas actividades y queramos o no, todo se traduce en costos.

Empecemos por fortalecer el federalismo devolviendo a los Congresos locales la responsabilidad de nombrar a las y los Consejeros Electorales de los OPLEs, el procedimiento actual está más que agotado, lleno de vicios y ya no da la misma certeza que hace ocho años.

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