Erróneamente mucha gente piensa, supone e incluso afirma que la democracia es solo acudir a votar el día de las elecciones, nada más falso que dicha afirmación.

Para empezar, es darle muy poco valor al privilegio de vivir en democracia. El derecho a la participación ciudadana, no se dio de un día para otro, no fue decreto de presidente alguno ni conquista de un solo partido o corriente política, fue un logro de muchas y muchos mexicanos idealistas, costo muchas vidas y sigue costando día a día, se mantiene gracias al esfuerzo de esa conciencia ciudadana que afortunadamente privilegia el actuar de cientos y cientos de mexicanas y mexicanos.

Ya pasó poco más de un mes desde el día de la jornada electoral más grande que ha tenido nuestro país, se dieron los resultados y la mayoría de ellos han quedado firmes, algunos aún se debaten por la vía jurisdiccional, es decir en los tribunales, quienes de acuerdo a nuestra Carta Magna y las leyes de la materia son quienes tienen la última palabra, situación que muchos pseudo especialistas aprovechan para decir que los tribunales les componen la página a las autoridades administrativas, INE y OPLEs. Es muy fácil hablar desde el púlpito prestado.

Las autoridades electorales organizan las elecciones y dan los resultados de acuerdo a sus competencias, a sus atribuciones, y lo hacen de acuerdo a lo que la ley dice, paso a paso, y no está por demás decirlo con todas sus letras, las elecciones en México se hacen como todo lo demás en este país se debería de hacer, bien hecho.

El próximo 1 de agosto se realizará una consulta popular, ojalá y acudamos a cumplir con la obligación que nos mandata la fracción tercera del Artículo 36 de nuestra constitución “Votar en las elecciones, consultas populares y revocación de mandato” y vale la pena decir que para que una consulta popular sea vinculante, se requiere la participación de por lo menos el 40 por ciento de la lista nominal, de no ser así se quedará tan solo en un intento de algo (como muchos otros).

En este momento ya no importa si ganó o no el o la candidata de tu elección, tenemos ya candidaturas electas y es momento de hacer patente nuestra exigencia de que queremos, necesitamos y nos urge que en cuanto asuman el cargo se pongan a trabajar, ya no queremos escuchar discursos baratos de cómo les dejaron el municipio o el estado, ya sabemos que tanto legislaron quienes van de salida y cuantas reformas o nuevas leyes siguen pendientes, es hora de exigir que desde el primer día se pongan a trabajar y den resultados, buenos resultados.

Las condiciones necesarias se van dando y tal y como lo dice el objetivo de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, por sus siglas “ENCCÍVICA” y es tiempo de que las y los ciudadanos nos apropiemos del espacio público en el sentido más amplio y, con ello, contribuir al fortalecimiento de la democracia.

Una vez que se agoten y resuelvan la totalidad de los medios de impugnación la propia autoridad electoral realizará la evaluación de la elección, tal y como lo viene haciendo más o menos desde los últimos 25 años, un autoanálisis, siempre objetivo para seguir corrigiendo y evolucionando, valdría la pena saber si alguna dependencia de gobierno realiza algo similar.

Como podemos observar, el voto no es el fin de la democracia, es quizá la parte más vista, el punto de ebullición de un gran proceso que no se detiene, la democracia, nuestra democracia trabaja todos los días, ayer realizando registros de nuevas fuerzas políticas, hoy iniciando la liquidación de aquellos que no alcanzaron el 3 por ciento en las urnas; mañana iniciando nuevos procesos electorales, buscando nuevas formas de capacitación y educación cívica por mencionar alguno de los temas.

Hagamos democracia todos los días.

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