“¡El cambio climático ya comenzó, y la guerra por el agua también!” ¿Qué esperamos?
Parecerá exageración, amable lector, pero es la triste realidad: ¡El agua dulce se agota! Y no es que esté desapareciendo del planeta, sino que, al igual que la de los mares, sigue aquí sin haberse extinguido o desaparecido una sola gota. De hecho, la cantidad de agua existente es la misma desde la formación de la Tierra. Lamentablemente, debido a la indiscriminada y acelerada contaminación de los ríos y mantos freáticos, la poca agua dulce disponible-ésta sí- se “extingue gota a gota” y dentro de poco ya no será posible consumirla.
Amable lector: Como desde un principio hemos señalado, el propósito de este trabajo periodístico es, además de volver dar a conocer esta valiosa información publicada hace casi cinco años, tratar de crear conciencia en el uso y cuidado de lagua que a diario consumimos. Y desde luego, la esperanza es que, después de ese tiempo, este grave problema del agua contaminada con arsénico y fluoruro se haya solucionado y que el número de enfermos sea menor. No se trata de buscar culpables, porque de alguna forma, u otra, todos lo somos; Lo que urge ahora es la acción inmediata para encontrar soluciones antes de que sea demasiado tarde. ¿Acaso esperaremos hasta que la última gota se extinga?
Por consiguiente, reiteramos nuestra invitación a sumarse a esta labor de difusión por todos los medios posibles. Pero, no solo se trata de darla a conocer, sino también de recabar toda aquella información y datos relativos a la contaminación del agua que se tenga conocimiento; y desde luego, participar en la búsqueda de posibles soluciones. Reiteramos también que tampoco se trata de una campaña político-partidista o religiosa, solo de conservar limpia el agua que bebemos. Y esa es tarea de todos.
Seguimos a la espera de las respuestas a los cuestionarios enviados a las diversas dependencias gubernamentales como a Conagua, Secretaría de Salud, así como a los gobiernos de los estados de México, Jalisco, Guanajuato y a la presidencia municipal de San José Iturbide, Gto.
Debido a lo preocupante y hasta alarmante que estaba resultando la problemática del agua contaminada en el acuífero de la Cuenca Lerma-Chapala, que va del Estado de México a Jalisco, el 14 del mismo mes de diciembre de 2015, El UNIVERSAL publicó los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ)-Segunda parte- Este es el texto íntegro de esa valiosa información:
---El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) de la Secretaría de Energía certificó en octubre pasado (2015) la existencia de radiación “alfa” en el agua de la ciudad de San José Iturbide, Gto. 300 por ciento por encima de los límites tolerables para el consumo humano establecidos por la Norma Mexicana Número 127 en materia de salud ambiental. Los hallazgos del ININ desbordan el coctel cancerígeno que corrompe las aguas de los acuíferos del río La Laja y la Laguna Seca en la Cuenca Lerma-Chapala: a los 800 kilómetros cuadrados de concentraciones de fluoruro y arsénico, de los que informó este diario recientemente 01-12-2015, ahora se suma un tipo de radiactividad capaz de destruir tejidos en caso en caso de ser ingerida, y que puede matar lenta y silenciosamente por acumulación, cosa que es inevitable en algunas rancherías de la región y zonas aledañas donde no hay planta de tratamiento.
El informe de resultados de los análisis efectuados por el ININ, en poder de El UNIVERSAL, es especialmente preocupante para un estado que en sólo 24 meses escaló del sitio 14 al cuarto lugar nacional en casos de cáncer en menores de edad. Por si fuera poco, estudios conjuntos de la UNAM y del IMSS han documentado 45 decesos en Tierra Blanca-municipio aledaño a San Miguel de Allende-entre 2000 y 2010, que podrían estar relacionados con una sustancia cancerígena que se desprende de las rocas después de la erosión las desnuda, una condición geológica sólo “similar a la de Capadocia”, en Turquía, De esos fallecimientos, 14 fueron causados por un cáncer “poco común”. A ellos hay que sumar ocho casos de leucemia en la comunidad de la Cantera, municipio de San José Iturbide, cinco de ellos fatales, muy por arriba de la media nacional de incidencia.
El crecimiento acelerado de cáncer en Guanajuato parece la expresión más visible de una crisis sanitaria vinculada al uso y consumo de agua contaminada por arsénico, fluoruro y radiactividad, según registros y certificaciones oficiales, investigaciones académicas y testimonios recogidos entre médicos e instituciones de asistencia de la región, públicas y privadas. Pero se atribuyen dos amenazas como consecuencia del agua contaminada: entre ocho y 11 mil casos de fluoruro dental y/o esquelética, que destroza la masa ósea, registrados en los últimos 15 años en municipios abastecidos por la llamada Cuenca de la Independencia y el despunte de enfermedades renales, que han ubicado a Guanajuato en el quinto lugar nacional con este tipo de padecimientos. Uno de los datos más inquietantes que señalan los habitantes y representantes populares, es el hecho de que al menos dos empresas que explotan pozos aledaños y están conectados subterráneamente al afluente radiactivo de la Cantera fabrican productos que los mexicanos se llevan a la boca: Colgate Palmolive, a unos seis kilómetros y Ferrero Rocher, a 40 metros. Continuará…