Es muy lamentable y preocupante, que la terrible realidad de la contaminación del agua, del aire, de los alimentos y del medio ambiente, no sea reconocida todavía por la población como un grave daño irreversible que ya está cobrando facturas muy altas desde hace mucho.

Desde el inicio mismo de la era industrial- no antes- la humanidad comenzó su debacle al contaminar, poco a poco con todo tipo de desechos, el agua y todo el medio ambiente. Al no existir ningún sistema de reciclaje eficiente preestablecido en el manejo y mal uso-y también abuso-de los recursos explotados, tal como ya lo hemos advertido, amable lector, día a día el daño crece irreversiblemente.

Las miles de toneladas de desechos tóxicos como el plástico, hule, naylon, pañales desechables, pilas; así como residuos de componentes electrónicos, etc., amén de los insecticidas y fertilizantes vertidos directamente al ambiente, así sean recolectados previamente por el servicio de limpia, y que, irremediablemente terminan depositados en los ríos, lagos, y por último en el mar, siguen allí en espera de su turno para ser biodegradados por el tiempo, que quizás se lleven cientos de años o, ¡nunca!.

Pero lo irónico de esto, es que los que se están muriendo por esta criminal acción, “afortunadamente” no son los seres humanos que lo provocan, sino los ecosistemas, sobre todo los marinos, que al ir desapareciendo llevan consigo la extinción gradual de todos los seres vivos, incluyendo a su verdugo: ¡el ser humano! Ese que, aun creyéndose inteligente, no es más que eso… ¿Que, esto no es como para preocuparse tanto todavía? Lo que sucede, es que, desde entonces, y hasta nuestros días, el daño crece ineludiblemente y sin control alguno. Lo irónico es que muchos no lo creen todavía, por eso no parecen preocuparse.

Todavía hay agua y respiramos, aunque con dificultades, lo mismo que los alimentos, que, aunque transgénicos y procesados, por aquello de la modernidad y comodidad, abundan en los anaqueles de centros comerciales, los cuales acaparan toda la producción industrial. Pero, dentro de poco, por falta de prevención y de políticas públicas debidamente planificadas, todo puede colapsar, y para entonces, puede ser irreparable. No es sensacionalismo ni amarillismo, sino un recordatorio de lo que la ciencia y la academia están advirtiendo desde hace mucho, pero que, lamentablemente, nadie, mucho menos los políticos, parecen entender. Pero, aun así, estamos a tiempo.

Desastres en aguas profundas del Golfo de México. -National Geographic. -septiembre 2010. – trabajando a 1,525 metros en el agua, la torre de la Deepwater Horizon había perforado 3,960 metros en el lecho marino cuando el pozo exploratorio Macondo explotó el 20 de abril de 2010. La explosión y el fuego hundieron la torre móvil de 58 mil toneladas y mataron a 11 trabajadores. Un estimado de 4.9 millones de barriles de petróleo brotaron del pozo, creando el peor derrame petrolero marino accidental en la historia.

El pozo mexicano Ixtoc 1 reventó en la bahía de Campeche en 1979 y se derramó por 295 días. Unos 3.5 millones de barriles de petróleo contaminaron cientos de kilómetros de costa hasta la isla del Padre en Texas. La mayor parte del hábitat se recuperó, pero quedaba una capa de alquitrán de 2.5 centímetros de grosor en algunas lagunas. El derrame del Ixtoc 1 se clasificó como el más grande del mundo hasta que fue superado por el de Macondo. La pregunta obligada: ¿Cuándo ocurrirán los próximos? Quizá solo sea cuestión de tiempo…

El petróleo crudo contiene cientos de componentes tóxicos para la vida marina. Para detener el torrente de petróleo que salió del pozo Macondo se usó grandes cantidades de dispersantes químicos, tanto en la superficie como en las profundidades. El impacto ambiental del petróleo combinado con dispersantes en aguas profundas es incierto y a los científicos les preocupa que mas adelante el control de daños ponga en peligro la cadena trófica (de la nutrición o relacionado con ella).

El gas y el petróleo de alta presión brotan del pozo en gotas microscópicas. Los dispersantes que se usan en el pozo para evitar que el petróleo llegue a la superficie han contribuido a la propagación de enormes columnas transportadas por la corriente, las cuales amenazan la vida acuática. Los grandes números de huevos y larvas de pez a la deriva, alimento para criaturas más grandes como los tiburones ballena, son vulnerables a los glóbulos de petróleo y a los dispersantes que envuelven y matan la microfauna.

El atún de aleta azul del Atlántico, por ejemplo, sólo desova en el Golfo de México y el Mar Mediterráneo. El derrame petrolero, justo en la temporada de desove podría acabar con una generación entera. Amable lector: ¿sabe usted en dónde se depositan las aguas residuales de todas las industrias mexicanas y las refinerías petroleras?

De nuestros lectores. – Rosalba Vélez Ramírez: Qué tristeza, hay que apoyar los proyectos de energías limpias como las que tiene SEMPRA Infraestructura en México, así podremos mitigar el cambio climático y hacer un esfuerzo real. Continuará…

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