Si no evitamos que la industria y la agricultura continúen explotando el agua subterránea todavía disponible , en unas décadas más nos estaremos lamentando de no haber actuado cuando debimos hacerlo. No es alarma amarillista ni sensacionalismo mediático, sino la dramática realidad de un problema que empezó hace mucho. Tengamos presente que, de no hacer nada , en dos o tres décadas más puede producirse un colapso hídrico que repercutirá en todos los sectores y, para entonces, ya nada podrá remediarlo. Esos 20, o 30 años, como ya hemos advertido, se pasarán volando; o se escurrirán como el agua

Afortunadamente, al abrir el grifo el agua brota todavía, o la encontramos embotellada en diversas presentaciones y a la mano. Sí, pero de toda esa agua, la mayor parte proviene de los miles de pozos profundos, de donde la toman las industrias y la agricultura, principalmente en el norte del país, el Bajío y el Valle de México. Y e so nos da la confianza-engañosa-de que todavía no representa ningún problema y que aún no es tiempo de preparar las cubetas para ir por ella hasta donde se encuentre. Ojalá la encontremos…

De ahí la urgente necesidad de comenzar a preparar la solución definitiva, y la única opción disponible es la desalinización del agua del mar . Desde que luego que es un sistema caro, pero es más caro todavía aquello que se requiere con urgencia y no está disponible por ningún lado. Eso nos puede suceder dentro de poco si no entendemos que el problema del agua en México es realmente serio. No debemos confiarnos que en el sur y sureste hay suficiente agua y que de ahí se podría tomar en caso de que haga falta en el norte, o que, incluso, bastaría con llevarla de los ríos de Tabasco, tal como ha prometido el Secretario de Gobernación.

En teoría, ese temerario ofrecimiento parece fácil, pero en la práctica generaría conflictos socioeconómicos y políticos todavía peores. ¿Acaso los tabasqueños permitirían que se lleven “su agua” que más adelante también les puede hacer falta? No olvidemos que las lluvias son temporales, tanto pueden ser abundantes, como escasas, -prolongando las sequías-o de plano dejar de llover por largos períodos, tal como ya está sucediendo.

Universidad Autónoma de Guanajuato. – Agua en el Bajío guanajuatense . -Coordinadores: Alex Ricardo Caldera Ortega y Daniel Tagle Zamora. Edición 2020. -Labor Curtidora en León, Gto. -Flaquezas en su Regulación Ambiental. -Viridiana Guerrero Arroyo. Las negociaciones y el contexto socio-cultural y económica de este sector merecen ser analizadas de forma diacrónica, -relación con la evolución de un hecho a través del tiempo- solo así se podrá entender la nula resolución dada a las problemáticas que deja esta industria al medio ambiente, principalmente en agua y suelo.

La implementación de políticas de regulación ambiental para la industria curtidora de León ha tenido resultados pocos favorables. Los inicios de esta regulación surgen a finales de los ochenta, aunque serían las crisis ambientales vistos en la entidad a principios de los noventa las que marcarían el déficit ecológico con que esta industria crecería y sigue creciendo. Uno de los impedimentos para que los proyectos de regulación sean exitosos radica en la poca claridad con que se desarrollan acuerdos legales entre el sector curtidor y organismos municipales, principalmente en lo que a financiamiento de infraestructura se refiere. A esto se suma la irregularidad con que se desenvuelve esta industria, aspecto que invita a analizar la relación que hay entre empresarios curtidores y las autoridades municipales, ya que los acuerdos entre estos devienen en una unión contractual de irresponsabilidad ambiental.

Las cualidades de los convenios ambientales en recientes décadas pretenden sustentarse en un enfoque llamado ecología industrial , mismo que implica una demanda sobre los recursos igual de infinita a si no se aplicase, aunque con una salvedad: la de implementar energías renovables e infraestructura que busque el tratamiento de agua y reciclaje de otros elementos residuales.

Lo cierto es que el reto de desmarcar la cantidad de recursos que demanda la industria curtidora (u otros más según el caso) no es precisamente vista como un requisito, esto aunado al poco esclarecimiento respecto al financiamiento que requiere la creación de una red ecológica industrial. La esfera cultural a la que están circunscritas curtidores del municipio y el papel identitario que cumple esta industria para la historia de León , vienen a complejizar aún más las futuras propuestas que busquen regular la huella dejada en el medio ambiente.

Como podrá darse cuenta, amable lector, lamentablemente, ya no es solamente la escasez de agua el problema a enfrentar y tener que resolver, sino también la contaminación ocasionada por las industrias, sobre todo. Desde luego que como este problema de León Gto. originado por la industria curtidora, existen otros más en todo el país que hasta ahora ninguna autoridad se ha atrevido a enfrentar para tratar de solucionarlos. Con el pretexto de que las empresas son necesarias para el desarrollo, eluden su responsabilidad al no hacer cumplir los ordenamientos sanitarios. El resultado es desastroso: ríos, lagos, manantiales, etc., y hasta el mar, qué decir del medio ambiente, terminan irreversiblemente contaminados.

De acuerdo al informe de Actualización de Disponibilidad de Agua Media Anual de la CONAGUA de diciembre de 2020, de los cuatro acuíferos del estado de Morelos, solo uno -Cuautla-Yautepec, no dispone de agua para otorgar nuevas concesiones , por el contrario, presenta déficit y se continúa extrayendo el vital líquido a costa del almacenamiento no renovable del acuífero.

Continuará…

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