Sí, amable lector, lo ocurrido en Acapulco y municipios circunvecinos puede ser un mal pronóstico derivado del cambio climático. No es amarillismo, sino la terca realidad de que estamos a expensas de sufrir todo tipo de eventos catastróficos debido a este desequilibrio climatológico. Tengamos presente que México ya ha sido azotado por otros eventos similares, aunque de menor intensidad. Sin embargo, ¿Qué nos puede garantizar que esto no volverá a ocurrir incluso en el mismo lugar? ¿Acaso los temblores no se han ensañado con la Ciudad de México? Lamentablemente, todo es posible, y más que América Latina está en “la mira” del cambio climático. Ya hemos advertido que los próximos huracanes pueden llegar a ser de categoría 6.
La espectacular película “Otis” filmada en Acapulco con todo su dramático realismo, así como la del ciclón Daniel en Libia y en otras locaciones más, forman parte de la serie que inició con algunos “cortos” que ya hemos visto años atrás y en la que, de alguna manera, llegado el momento, estaremos participando todos como actores principales y sin casting de por medio. En Acapulco y Libia la ficción fue superada por la realidad rompiendo con la barrera de la imaginación creativa de cualquier realizador. Esa es, amable lector, la película de la que ya en otras ocasiones le hemos comentado. Estamos apenas en los primeros capítulos de esta superproducción mundial. Dentro de poco, seremos llamados nuevamente a escena para continuarla, pero, lamentablemente, no sabemos en dónde será, ¿acaso en el mismo lugar, o en otro menos esperado?
Sombreando la Tierra. – National Geografic. Agosto 2009. Alberto García Corbis. Continúa: Con partículas diseñadas minuciosamente, los geoingenieros podrían requerir sólo de una fracción de todo ese tonelaje; aunque las partículas tendrían que ser enviadas continuamente, año tras año, debido a que salen de la estratósfera. No obstante, dice Caldeira, el esquema de sulfatos sería “prácticamente gratuito en comparación con los otros costos para mitigar el cambio climático”.
Uno de esos esquemas costosos es el de la idea sugerida por Roger Angel, eminente astrónomo y diseñador de telescopios de la Universidad de Arizona. El ha propuesto lanzar al espacio, entre la Tierra y el Sol, billones de discos de nitruro de silicio de un metro de ancho y más delgados que un pañuelo desechable-cada disco es un robot autónomo con un peso menor a un gramo-, donde podrían desviar la luz solar. Según los cálculos del propio Angel, este esquema tardaría décadas y costaría billones de dólares. Con esa cantidad de tiempo y dinero podríamos desentendernos de los combustibles fósiles y, de hecho, resolver el problema del clima, por mucho, el mejor resultado, con el cual Angel y la mayoría de los partidarios de la geoingeniería estarían de acuerdo. Desafortunadamente, a pesar de que la recesión ha frenado de manera temporal el aumento de las emisiones de bióxido de carbono, no hemos tenido un avance real hacia esa meta. Algunos dicen que el tiempo se nos acaba.
Si colocáramos un parasol sin restringir las emisiones de gases y luego este fallara, el accidente climático ocasionaría un desastre: el calentamiento global que habríamos estando enmascarando se presentaría de inmediato. Esa sería la peor de las consecuencias no intencionales de la geoingeniería, pero podría haber otras-daños a la capa de ozono, tal vez, o un incremento de las sequías-.Si el CO2 continúa en aumento, sin embargo, es posible que enfrentemos emergencias mayores. Y lo que alguna vez parecía hibris demencial, podría convertirse en realidad. -Robert Kunzig.
Informe Sobre la Brecha de Adaptación 2022. -1-11-22 -PNUMA. -Continúa: Actualmente, 8 de cada 10 países cuentan con al menos un instrumento nacional de planificación de la adaptación, al tiempo que están mejorando e incorporando más medidas de inclusión.
1 -Al menos el 84 por ciento de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (CMNUCC) han establecido planes, estrategias, leyes y políticas de adaptación, lo que equivale a un cinco por ciento más que el año pasado. Aproximadamente el 50 por ciento de estas partes cuentan con más de un instrumento de planificación. 2 -Un tercio de los 197 países Partes en la CMNUCC han incorporado objetivos cuantificados y sujetos a plazos que integran en medida cada vez más considerable la Planificación Nacional de la Adaptación. 3 -Alrededor del nueve por ciento de los instrumentos de planificación analizados en las investigaciones tienen en cuenta el género y los grupos desfavorecidos, como los pueblos indígenas.
Desde luego que, ante lo inevitable, no queda más que buscar los mecanismos adecuados para superar la adversidad. Y eso es justamente lo que se requiere ahora para mitigar, en lo posible, los efectos devastadores del cambio climático. De ahí la importancia del PNUMA, al llevar a cabo, en coordinación con los países miembros de la ONU, estrategias de adaptación para hacer frente a este desajuste climatológico que va en aumento cada vez más.
Tengamos presente que lo sucedido en Acapulco pone de manifiesto la urgente necesidad de crear planes y programas de prevención, ya no solo mediáticos, sino también a futuro, que prácticamente ya está presente. No olvidemos que todo está en riesgo, y que, en caso de sobrevivir, habría que empezar de nuevo en todo, tal como lo harán Acapulco y todos los municipios afectados. El caso de este destino turístico, ahora en desgracia, debe ser tomado como referencia por seguridad nacional porque, aunque afortunadamente, no se perdieron miles de vidas como en Libia, queda, sin embargo, el reto de empezar de nuevo casi en todo. Continuará…diegoalcalaponce@hotmail.com