Si las plantas y los animales son “nuestros hermanos”, ¿por qué los sacrificamos?

Amable lector: Este no es un título más, sino el recordatorio y reacomodo de las nuevas realidades de los problemas de salud y sobrevivencia. Desde luego que tampoco son algo nuevo, sino “viejos conocidos” que no les hemos querido prestar atención. Es más, ni siquiera están “tocando a la puerta” ¡Ya están en nuestras casas desde hace rato!

El cambio climático, aunque cíclico, se está acelerando por la deforestación y la creciente contaminación ambiental, lo que, inevitablemente, como bien sabemos, trae consigo serios problemas ecológicos y de salud. Aunado a esto, la mayor parte del agua que a diario bebemos, ya está contaminada con microfibras de plástico y una gran variedad de tóxicos. Todo esto que, ciertamente, ya es muy trillado y hasta llega a “fastidiar” porque ya “todos lo sabemos”, es, sin embargo, un asunto al que no se le está dando importancia porque parece que todavía no perjudica a nadie.

Que la selva amazónica en Brasil esté desapareciendo por la tala indiscriminada es algo que también parece no importar a los mexicanos, y mucho menos a quienes se encuentran a miles de kilómetros de distancia de este “pulmón del planeta”. Lo mismo ocurre con el agua, pues mientras no falte en casa no hay por qué preocuparse. Esa es la triste realidad, que, en tanto no se sientan los efectos negativos de la falta de un recurso natural para vivir, nunca se interesarán en prevenirlos. Como que al mundo no le importa nada sobre lo que está ocurriendo con la devastación y contaminación de los recursos naturales.

Según el reciente informe del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE)-organismo estatal dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones, entre agosto de 2017 y Julio de 2018, se perdieron en ese país más de 790 mil hectáreas de bosques (siete mil 900 KM²) Un 13.7 por ciento más que el año pasado. La superficie talada-cinco veces el tamaño de la Ciudad de México- es la más alta de los últimos diez años de ese país, y de acuerdo con los registros del INPE, las mayores tasas de deforestación se presentaron en los estados de Pará, Mato Grosso, Rondonia y amazonas. Se considera que en cuatro estados más la deforestación fue entre 25 y 47 mil hectáreas. En 2019 se registraron más de 80 mil incendios. Las causas de la indiscriminada deforestación en la amazonia brasileña se deben, principalmente, a la expansión de la agricultura y la ganadería a gran escala comercial.

Brasil, como sabemos, posee grandes superficies de selvas y bosques, pero para poder contar con los terrenos para el cultivo de la soja principalmente, y con ello expandir los tentáculos del pulpo del comercio internacional, se tienen que destruir miles de hectáreas cada año sin control alguno Pero lo más triste y vergonzante, es que este atentado a “nuestro pulmón verde” lo cometen líderes políticos inmorales en contubernio con grandes empresas agroindustriales. ¿Cómo hacerle entender al mundo las consecuencias de esta cobarde amenaza que propicia la ambición? Desde luego que la amazonia brasileña está muy lejos de todos, pero, paradójicamente, muy cerca de nuestras vidas.

Esta es la respuesta a la pregunta núm. 6 del SACMEX:

6- En cuanto a que se creía, equivocadamente, que el agua se recargaba en el subsuelo cada año con los escurrimientos, cuando la realidad es que se mueve apenas un metro por año, ¿significa esto, que, al extraer el agua a mayor profundidad, se están creando depresiones profundas con repercusiones en la firmeza del terreno?

-La recarga de agua en el subsuelo se da o presenta en la zona de lomas o altas de la ciudad, cada año en la temporada de lluvias, con los escurrimientos desde la superficie hacia los acuíferos someros y profundos, a través de las formaciones rocosas fracturadas o permeables que tienen una velocidad del orden de 300 m/año como mínimo.

Extraer el agua a mayor profundidad significa obtenerla de formaciones permeables y de estructura estable que no se afecta con el bombeo del agua. También significa no sacar el agua de los estratos arcillosos que se ubican entre 10 y 100 metros de profundidad donde el agua se mueve a 1m/año, y donde el extraerla repercute en la estructura y firmeza del suelo.

En resumen, el objetivo es obtener el agua subterránea de formaciones estables estructuralmente donde el agua pasa a través de ella de manera rápida sin afectarla o alterarla, y que es la misma trayectoria por donde se recargan los acuíferos posteriormente con esa misma velocidad o similar.

diegoalcalaponce@hotmail.com

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