Parece el título de una película de ciencia ficción o de terror. Parece exagerado y fuera de toda lógica como para llegar a ser realidad. Parece como algo imposible que suceda cuando la ciencia y la tecnología están “muy avanzadas”. Pero, mientras le encontramos un parecido a algo, más bien “parece”, que no nos queremos dar cuenta de la cruel y triste realidad que vivirán y soportarán todos los seres de la Tierra dentro de unas décadas por el sobrecalentamiento global. De hecho, esta galopante crisis climática es como un guion cinematográfico que comenzó a filmarse desde el inicio de la Revolución Industrial y sigue rodándose con más y nuevos elementos que lo van enriqueciendo.
A esta gran película- más bien “largometraje”-cuya historia está basada en hechos de la vida real y en la que todos somos protagonistas, -no hay extras-y que cuenta con una superproducción que no escatima recursos-es autofinanciable- con tal de que se filme con todo su dramático realismo, le quedan todavía algunos años para que concluya. Pero, lamentablemente, para cuando llegue a la pantalla grande para su estreno, ya no habrá espectadores ni cines para estrenarla. Pero, volviendo a la realidad, amable lector, así como se han hecho películas sobre desastres naturales como inundaciones, tornados, temblores, tsunamis, incendios, etc., sería interesante realizar una-no documental- sobre el calentamiento global y sus terribles consecuencias, como la falta de agua para beber, y para ver también si así nos “cae el veinte” y terminemos por aceptar esta cruel realidad. De seguro se ganaría un Oscar, pero, ¿quién lo entregaría y quién lo recibiría? Parece macabro, pero…
Y uno de esos personajes que han cobrado relevancia por su atrevimiento de enfrentar a los líderes mundiales por no actuar decididamente para solucionar esta problemática, es la joven sueca Greta Thunberg, que a pesar del mal de Asperger que padece, no ha cesado en su empeño porque, tanto los líderes como la población mundial, entiendan que los efectos del cambio climático son realmente graves y preocupantes.
Con el carácter y la firmeza de un adulto que la caracteriza, y en su presencia, les ha reclamado, en tono por demás convincente y enérgico, su irresponsable proceder, tal como sucedió en enero de 2019 en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos Suiza, en donde les dijo: “No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que yo siento todos los días y luego quiero que actúes” “Nuestra casa está en llamas. Nuestro hogar está ardiendo”.
Greta sostiene también que: Nos estamos enfrentando a la sexta extinción masiva y el ritmo de extinción es diez mil veces más rápido de lo normal. Cada día desaparecen 200 especies. Alrededor del año 2030 habremos llegado a un punto en el que desataremos una reacción en cadena que posiblemente supondrá el fin de nuestra civilización. ¡Qué película! ¿Dónde están ese visionario productor y director para realizar ese largometraje en el que la realidad ya está superando la ficción? Al parecer, amable lector, ese coraje, esa fuerza, esa decisión y valentía como la de esta jovencita sueca, le hizo falta al doctor Mario Molina para forzar a los líderes mundiales a actuar responsablemente y coronar así su valioso trabajo científico. Pero no todo está perdido todavía. Las palabras de Greta no son huecas ni de tinte político, sino de alguien, aunque muy joven, sabe lo que dice y de lo que está advirtiendo porque es un hecho real. A los políticos no les ha quedado más que tragárselas, o vociferar que es una inexperta que no sabe de lo que está exigiendo. Y como dice la misma Greta: Se preocupan más por el poder político y el dinero que por el bienestar de los demás.
En su discurso de septiembre de 2019, ante la apertura de la Cumbre del Clima en la ONU, acusó a los líderes mundiales de omisión y traición. “No son lo suficientemente maduros para decir las cosas como son”, les dijo de frente. “Incluso esa carga nos la están dejando a nosotros, los niños”, les espetó. “Nuestra civilización está siendo sacrificada para que otros tengan la oportunidad de hacer grandes sumas de dinero”, remató enérgicamente.
Ojalá que el vigoroso empeño y las palabras de Greta, al igual que esta labor periodística de seguimiento sobre el calentamiento global y el agua contaminada, no sean en vano y encuentren el eco que urge a esta pandemia climática. No se trata de emocionarse, sino de espantarse y entrar en pánico, como ella dice, para ver si así entendemos. Esas dos, o tres décadas que faltan para el colapso global ya están contando; dentro de 30, o 40 años, solo será el final de la película. Así de exagerado es esta realidad-no suposición-que usted, amable lector, quizá alcance a vivirla, pero sus nietos y toda su descendencia sí la resentirán en toda su existencia. Continuará…
Agregado: En el mes de agosto de 2020 El Valle de la Muerte en California, Estados Unidos registró una temperatura de 54.4°C a la sombra. En 2018 fallecieron 296 mil personas debido al calor excesivo, la mayor parte fue en Japón, China, India y Europa Central. Las personas mayores de 65 años son más propensas a padecer enfermedades derivadas del calor excesivo.