Luego de los resultados de las últimas elecciones federales, no cabe ya ninguna duda, amable lector, que el principal problema de México sigue siendo político y no económico, por aquello de la disputa por el poder entre partidos hegemónicos. De esos donde luego surgen líderes eternos, que, en vez de tratar de solucionar los añejos problemas nacionales, se valen de ellos para afianzar y eternizar su particular ideología y visión de país totalmente opuesta a la terrible realidad socioeconómica.
Y dos de esos grandes problemas que se han politizado y comercializado arbitrariamente, son el agua y el petróleo, que siendo ambos “propiedad de la nación”, nos los venden como si fuera de particulares.
En el caso del petróleo, por ejemplo, los únicos beneficiarios han sido el gobierno y los trabajadores petroleros contratados y controlado por su poderoso sindicato. En cuanto al agua, la situación es hasta indignante, porque cualquier empresa embotelladora la explota a su arbitrio, y de pilón, nos la venden a precios exorbitantes. ¿Hasta cuándo se pondrá orden en la sobreexplotación y comercialización de estos valiosos recursos? pues, aunque ya están por agotarse, todavía pueden ser de mucho provecho para el empobrecido pueblo mexicano. ¿Hasta cuándo se pondrá orden para que no sigan siendo explotados para beneficio de unos cuantos? Urge legislar al respecto.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. -Artículo 27. -Tratándose del petróleo y de los hidrocarburos sólidos, líquidos o gaseosos en el subsuelo, la propiedad de la nación es inalienable e imprescriptible y no se otorgarán concesiones. Con el propósito de obtener ingresos para el Estado, que contribuyan al desarrollo de largo plazo de la nación, ésta llevará a cabo las actividades de exploración y extracción del petróleo y demás hidrocarburos mediante asignaciones a empresas productivas del Estado a través de contratos con éstas o con particulares en los términos de la Ley Reglamentaria. Para cumplir con el objeto de dichas asignaciones o contratos, las empresas productivas del Estado podrán contratar con particulares. En cualquier caso, los hidrocarburos en el subsuelo son propiedad de la nación y así deberá afirmarse en las asignaciones o contratos.
En cuanto a la capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la nación, se regirá por las siguientes prescripciones: -Solo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras y aguas y sus accesiones o para obtener concesiones de explotación de minas o aguas. El Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros, siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar por lo mismo la protección de sus gobiernos por lo que se refiere a aquellos; bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder en beneficio de la nación, los bienes que hubieren adquirido en virtud del mismo.
Parecerá irreverencia, ilógico o hasta despistado, amable lector, pero, dadas las apremiantes circunstancias, en las que el agua disponible está en grave riesgo, es pertinente que se legisle al respecto para garantizar su abasto, no solo para quienes la estamos necesitando actualmente, sino también para preservarla a las futuras generaciones. En cuanto al petróleo, que se está sobreexplotando y además contaminando las regiones donde se extrae y se refina, se tiene la falsa creencia de que es más importante que el agua, quizá por sus volátiles ganancias.
Debido a la crisis climática y sus graves consecuencias, ¿cree usted también, amable lector, que realmente es más importante el petróleo que el agua, o ambos deben ser tratados y explotados racionalmente? Y, por aquello de la soberanía y la seguridad nacional, ¿cree pertinente y justo, que ambos recursos sean explotados y comercializado como hasta ahora? De ahí que, dada la preocupante situación, y de no actuar responsable y oportunamente, en pocas décadas, la crisis del agua y el petróleo puede ser realmente catastrófica.
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Informe sobre la Brecha de Emisiones 2023 ¡Un megahit candente! Balance de un año que ha batido todas las marcas. Continúa: Los compromisos de llegar al cero neto no han dejado de multiplicarse, pero aun hay poca confianza en que se materialicen. Al 25 de septiembre de 2023, 97 partes responsables del alrededor de 81 por ciento de las emisiones mundiales de GEI habían asumido compromisos de cero emisiones netas por ley (27 partes), mediante documentos normativos como una CDN o una estrategia a largo plazo (54) o formalizándolos a través de un anuncio público por parte de funcionarios gubernamentales de alto nivel (16) El año pasado solo 88 partes habían tomado alguna de estas medidas. En total, el 37 por ciento de las emisiones mundiales de GEI está sujeto a los objetivos de cero neto de aquí a 2050, mientras que el 44 por ciento entra dentro de las promesas de lograr tal objetivo con un horizonte posterior a 2050.
Los miembros del G20, responsable de 76 por ciento de las emisiones determinarán en qué momento se situarán en “cero neto”. Es alentador que todos los miembros (salvo México) hayan establecido metas de cero neto y que algunos tomaran medidas a lo largo del año pasado a fin de consolidarlas y llevarlas a la práctica.
Sin embargo, en términos generales, no se han producido grandes adelantos en los indicadores clave de la confianza del G20 en el que el objetivo cero neto sea una realidad, lo cual engloba la condición jurídica, la elaboración de planes de aplicación y su calidad, y la armonización de las emisiones a corto plazo y las metas de cero emisiones netas. Lo que más preocupación genera es que, hoy por hoy, ninguno de los miembros del G20 limita sus emisiones a un ritmo que concuerde con las metas de cero emisiones netas que se ha marcado. Continuará….
Nota: De la UDLAP nos piden corregir la dirección de la publicación anterior. Debe decir: DOI https://doi.org/10.1016/j.watres.2024.121436