No. No llama la atención, ni parece preocupar a nadie. Como que no impacta todavía. ¿Acaso será, como reza el dicho popular: “de algo nos vamos a morir” o, “que sea lo que Dios quiera? O, también la pregunta fácil e ingenua: Entonces, ¿qué vamos a comer y beber? Esas es la incógnita. Ese es el verdadero problema de salud que inició hace rato y se incrementa cada vez más. Ese es el reto que hasta ahora ningún gobierno se ha atrevido a enfrentar para buscar soluciones inmediatas, antes de que ya no haya remedio. De que existen soluciones, ¡claro que sí! Solo que hay que enfrentar a ese “poderoso monstruo” que representan las grandes empresas industriales, agrícolas y de alimentos, que son las que consumen la mayor parte del agua dulce disponible en el planeta. Puede que la culpa no sea toda de ellas, pero mucho tienen que ver en esta problemática global. Pero, reiteramos: ¿hasta cuándo se tomará en serio este galopante y creciente problema de salud provocado por el agua contaminada? El tiempo apremia…
En su parte correspondiente al prólogo al Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019, Gibert F. Houngbo, Presidente de ONU-Agua y del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, señala lo siguiente: -“No dejar a nadie atrás” es el corazón del compromiso de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que tiene como objetivo permitir que todas las personas en todo los países se beneficien del desarrollo socioeconómico y logren la plena realización de los derechos humanos. La edición 2019 del Informe Mundial de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, demuestra que mejorar la gestión de estos recursos y el acceso al agua potable y el saneamiento seguros y asequibles para todos contribuye a los objetivos que sustentan la Agenda 2030. El agua para todos, prosigue, es esencial para erradicar la pobreza, construir sociedades pacíficas y prósperas y reducir las desigualdades.
Las cifras hablan por sí solas. Como muestra el Informe, si la degradación del medio ambiente natural y las presiones insostenibles sobre los recursos hídricos mundiales continúan al ritmo actual, advierte, el 45 por ciento del PIB global, el 52 por ciento de la población mundial, y el 40 por ciento de la producción mundial de cereales estarán en riesgo para el 2050. Las poblaciones pobres y marginadas se verán afectadas desproporcionadamente, agravando aún más las desigualdades que ya están aumentando.
Pero, al igual que el prólogo de Audrey Azoula, Directora General de la UNESCO, éste también revela datos importantes y señala aspectos terribles de las desigualdades socioeconómicas entre la población mundial. Bien por la ONU en preocuparse por estas disparidades ancestrales, pero, como también hemos señalado tantas veces, y lo reiteramos, de nada sirve conocerlas, o más bien recordárnoslas si ese mensaje no viene acompañado de propuestas y estrategias determinantes para tratar de solucionarlas. Algo, -acaso mucho-se tiene que hacer, de inmediato, antes de que el problema del agua y las fatales consecuencias del acelerado cambio climático, acompañados de terribles enfermedades que traen consigo, afecte seriamente la convivencia y la vida de la gente.
De hecho, si como se dice, de acuerdo al objetivo de la Agenda 2030, que el acceso al derecho al agua debe ser asequibles para todos, y que, de no lograrlo, para 2050 pueden afectarse, 45 por ciento del PIB, así como la población y hasta la producción de cereales. ¿Cuántos años faltan para 2050? Aparentemente muchos, pero no. El tiempo ya está corriendo y no queremos pensar que será hasta entonces cuando los gobiernos comiencen a buscar, apenas, soluciones con ocurrencias políticas que terminarían por agravar aún más el panorama. Ya veremos…Falta poco…
Desde luego que no ha sido la falta de recursos el pretexto para tratar de llevar llevar a cabo grandes programas para la solución de los problemas mundiales, como lo es el del agua principalmente, sino la falta de voluntad política y determinación de los gobiernos de cada país miembro. Pero, claro está, como también hemos mencionado, y usted también lo sabe bien, amable lector, mucho tiene que ver en esto la ONU, como garante de la seguridad y convivencia mundial.
Y mientras seguimos a la espera de las respuestas de las instituciones y gobiernos de los estados, esta es la respuesta a la pregunta número dos de la SACMEX.
2 - ¿Cuántas empresas cuentan con pozos propios, a qué profundidad extraen el agua que utilizan y qué tipo de tóxicos se han encontrado en ellos?
--El SACMEX no controla la concesión de pozos a particulares ni su operación, como es el caso de las empresas. Dicho control lo realiza la CONAGUA en el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) con consulta abierta a todos, se observa que en el tema de las empresas considera 178 títulos de concesión para 230 pozos bajo diferentes usos. En el REPDA, no se indican las características constructivas ni la calidad del agua que se extrae de ellos. Continuará…
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