Nos platican que la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico), que encabeza la gobernadora Victoria Rodríguez Ceja, dio a conocer una buena y una mala noticia en el anuncio de política monetaria de ayer. En vísperas de las festividades por Navidad y Año Nuevo, la buena es que redujo a 10% la tasa de interés que sirve de referencia para determinar el precio del dinero prestado. La mala, es que la inflación tardará más tiempo en llegar a la meta puntual de 3% por culpa de Donald Trump, quien no para de amenazar con imponer aranceles, como en el juego del stop que antaño solía entretener a los niños: “Declaro la guerra en contra de...!” (y se mencionaba el nombre de algún país). Nos comentan que la alta inflación significa que a los más pobres les costará mayor trabajo que rinda su dinero para comprar lo básico, las amas de casa continuarán estirando el gasto y otros darán el tarjetazo para sobrevivir.
Cena sin desperdicio
Detrás de la abundancia y generosidad de las fiestas decembrinas, nos dicen que hay un precio oculto: el desperdicio de alimentos. Una encuesta de la plataforma Cheaf, que dirige Kim Durand, reveló que para 43% de los mexicanos la principal causa de desperdicio tiene que ver con los alimentos olvidados en el refrigerador y 40% cree que se debe a la preparación de más comida de la necesaria. Lo que mayormente se derrocha en estas fechas son baguettes, bolillos, pasta, ensaladas, purés, arroz, así como sopas, caldos y tamales. A escala mundial, la Organización de las Naciones Unidas estima que el desperdicio de alimentos se duplica durante esta época del año, mientras en México hasta 40% de los alimentos terminan en la basura debido a la falta de organización.
Retos para 2025
El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), que preside José Domingo Figueroa Palacios, tiene identificados varios retos económicos y financieros para 2025. Los que más preocupan, nos hacen notar, es el estrés al que serán sometidas las finanzas públicas por Pemex, y también el T-MEC, que más que una revisión, habrá una renegociación, lo que alimenta la incertidumbre en la relación entre México y Estados Unidos, y pasará factura a las inversiones. En el caso del nearshoring, nos cuentan que la lista de deseos es la misma del año pasado: infraestructura, energía, agua y seguridad.