Ni los terremotos de 1985 y 2017, ni las crisis económicas de los 80 y 90 o el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 en Estados Unidos han hecho bajar el alquiler de casas y departamentos en la Ciudad de México, según el Inegi, de Graciela Márquez. Nos comentan que la escalada de precios se sigue viendo en el horizonte, a tal grado que despachos como Legal Global Consulting, de Luis Ramírez, estiman que la capital mexicana se encamina hacia un mercado de bienes raíces como el que tiene Suecia, donde 80% de las viviendas son alquiladas y 20% son propias. La inflación y la falta de inventario de vivienda económica hicieron que comprar una casa o departamento parezca una misión imposible para gran parte de los capitalinos. Conscientes de la situación, nos hacen ver que los desarrolladores y las Fibras inmobiliarias apuestan cada vez más por la construcción de departamentos para rentar, en lugar de ofrecerlos en venta. Dicen que a los millennials y centennials no les interesa adquirir un techo propio, pero la realidad es que, si los precios continúan subiendo como hasta ahora, ya no les alcanzará ni para compartir un departamento con roomies.
Semestre de ensueño para el superpeso
Nos platican que ya está cerrando la primera mitad del año y el tipo de cambio se coloca como la variable más apreciada, con un peso más que fortalecido que superó las expectativas hasta de los más optimistas, contra todas las apuestas y malas vibras. Nos reportan que la Bolsa Mexicana de Valores, que dirige José Oriol Bosh, no tendrá un desempeño tan favorable como el superpeso que se prepara para irse de verano en su hamaca con piña colada en mano frente al mar viendo pasar el tiempo, pues no se descarta que pueda fortalecerse aún más en la segunda mitad de 2023, a menos que pase algo en el ámbito externo, aunque creen que la supermoneda ya está curada de espanto y podría tener sólo algunos días de volatilidad sin perder el ánimo.
Trese: pleito a punto de resolverse
Nos dicen que en el caso que enfrenta a la mexicana Trese, de Ricardo Silva, con la compañía de origen malayo Coastal, esta a punto de tener resolución, luego de siete años de litigios. A fines de 2016, la empresa de Malasia se quiso quedar con el negocio e inducir la quiebra de Trese, que había ganado una licitación de Pemex para extraer gas en la zona de Cantarell a través de un contrato valorado en 500 millones de dólares. Coastal ofreció un plan con mayores utilidades a cambio de declararse en quiebra, pero fue rechazado por Trese. Sin embargo, la semana pasada la jueza concursal ordenó a Pemex y a CiBanco entregar fondos retenidos a Trese. En su momento, nos comentan que incluso se habría presionado al Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles (Ifecom), que depende del Consejo de la Judicatura Federal, presidido por la ministra Norma Piña.