Hace algunos meses el índice accionario S&P removió a la empresa Tesla, productora de vehículos eléctricos de su indicador bursátil de empresas socialmente responsables. La noticia posiblemente habría pasado desapercibida de no ser porque los vehículos que produce esta empresa son considerados autos verdes, es decir, no contaminantes. El dueño de la empresa reviró diciendo que la medida tenía tintes políticos más que empresariales. Sin embargo, ahora que finalmente Elon Musk adquirió a la empresa de la red social Twitter, es claro por qué se castigó a una de sus empresas: aparentemente le interesa el tema ambiental, pero no parece importarle ni el tema social ni de gobernanza.

La responsabilidad social empresarial (RSE) ha evolucionado con el paso del tiempo. Ahora importa no sólo ser una empresa que protege al medio ambiente evitando contaminar o tomando medidas de mitigación. Como lo hemos comentado en otros artículos, los temas sociales y de gobernanza corporativas son ahora parte fundamental de la RSE.

El tema ambiental es de fácil detección y descripción, probablemente por eso muchas empresas se centran solo a este tema cuando se habla de RSE, pero los otros temas son igualmente relevantes. El social inicia en el interior de la empresa, con el trato dado a los empleados y con el ambiente de trabajo al interior de la institución. La gobernanza es tan importante que una hipótesis sobre la crisis financiera de 2008 sostiene que ésta pudo evitarse de tener una mejor administración de las grandes empresas, evitando la corrupción e impidiendo “maquillar” los estados financieros.

En estos dos rubros las empresas de uno de los hombres más ricos del mundo parecen tener áreas de oportunidad. Probablemente el tema ambiental se puede “palomear” y decir que se está cumpliendo. Pero el aspecto social implica pagar decorosamente a los empleados, otorgar seguridad social y, en general, las prestaciones mínimas de Ley, tener la posibilidad de sindicalizarse y evitar la rotación del personal que labora en la empresa. La primera medida que el nuevo dueño de Twitter tomó fue despedir a gran parte de los trabajadores de la empresa en sus distintas sedes en mundo entero.

Es su empresa, puede hacer con ella lo que le venga en gana. Pero este hecho por sí mismo nos lleva al otro componente de la nueva RSE: la gobernanza. Implica no tomar decisiones dependientes del humor de sólo una persona, sino que éstas se tomen en consenso con el consejo de administración de la empresa. Hasta el momento, lo que se ventila en prensa tanto nacional como internacional es que las decisiones importantes son tomadas por una persona: Elon Musk, indiscutible dueño de diversas empresas, y si desea reingresar a los índices bursátiles de empresas socialmente responsables, hay mucho por hacer en los terrenos sociales y de gobernanza.

Lo que ocurre en el resto del mundo es también una lección para las empresas mexicanas. No deja de llamar la atención que algunas grandes empresas cuentan con fundaciones donde realizan labores filantrópicas y con eso se envuelven en el manto de la responsabilidad social. Al hacerlo, sin simultáneamente considerar el factor humano al interior de la propia empresa, otorgando prestaciones de ley, sueldos decorosos y otros aspectos descritos antes, terminan por ser candiles de la calle y obscuridad de su propia casa.

El mundo sigue cambiando. Si las empresas desean ser consideradas como socialmente responsables, y probablemente tener acceso a mayores fondos de inversión para financiar sus proyectos, deben considerar no sólo el aspecto ambiental, sino incluir el social y de gobernanzas. Por supuesto que pueden omitir estos temas, pero la legislación de México y del mundo se está moviendo hacia la regulación en todas las organizaciones de los tres temas ASG, por lo tanto, es mejor que por voluntad propia se encaminen hacia esos terrenos. Ahora que viene la negociación de los salarios mínimos vigentes durante 2023, un buen comienzo podría ser pagar decorosamente a sus trabajadores y otorgarles, como mínimo, las prestaciones que marca la Ley. La RSE también implica cumplir con el marco normativo.


 Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM y UDLAP Jenkins Graduate Schooll
 

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