En días recientes las criptomonedas han mostrado mayor volatilidad con tendencia a la baja. Ocasionalmente la pérdida del valor ha sido de casi cien por ciento. Tal es la naturaleza de dichas divisas: apostar a enriquecerse a través de dichos activos es como jugar a la ruleta rusa: se puede ganar, pero también se puede perder. No hablamos de sumas pequeñas sino de verdaderas fortunas. El problema de fondo con estos valores es que en realidad no hay nada que los respalde. Incluso una moneda de curso legal como el Euro o el dólar tienen más soporte que cualquier cripto divisa. El problema, sin embargo, es que esta inestabilidad podría ser el preámbulo de una crisis financiera internacional de mayores dimensiones incluso que la de 2008.

Un reconocido inversionista internacional, Warren Buffet, mencionó su desconfianza de invertir en criptomonedas porque no están respaldadas por nada. Las acciones de una empresa están respaldadas por las ganancias obtenidas a través de la producción y venta de los bienes y servicios que produce. Una inmobiliaria, por ejemplo, genera ganancias a través de la venta o renta de viviendas u oficinas, si el mercado es favorable, las ganancias crecerán y con ello el valor de las acciones. Es verdad que existe mucha especulación y que el valor en libros de la empresa no siempre corresponde con el valor de las acciones en circulación. Con todo, los edificios respaldan las acciones emitidas por la empresa. Con las criptomonedas no pasa esto. En realidad, no hay absolutamente nada que las respalde.

Monedas de circulación internacional como el Dólar, Euro o el propio peso mexicano podría pensarse que tampoco tienen ningún respaldo. Eso es parcialmente cierto. Sin embargo, la producción total de una economía, como la de Estados Unidos o Europa, dan fortaleza a la moneda. En este caso no es una acción de una empresa individual, sino la totalidad de bienes y servicios producidos lo que hace que una moneda sea “fuerte” frente a otras. Al interior de cada país el dinero circula y es aceptado para comprar y vender porque la gente lo recibe como un medio de intercambio. Lo mismo ha ido ocurriendo con las criptomonedas. Sin embargo, las monedas de curso oficial son emitidas por autoridades monetarias formales, como los bancos centrales. Las criptomonedas no corren con la misma suerte.

El dinero ha evolucionado a lo largo de los milenios: desde el uso de arena, sal, ganado, monedas metálicas hasta el papel moneda también se ha transformado. El siguiente paso es la virtualización de todas las monedas. Pero todavía estamos aprendiendo cómo funcionan y cómo deberían regularse. Por lo tanto, aquellos que apuesten a invertir en estos activos deben asumir que pueden perder todo lo invertido. Por supuesto que también pueden tener un golpe de suerte y volverse millonarios, pero lo único cierto es que todo es incierto con estos criptoactivos.

La volatilidad de las monedas virtuales, por otra parte, podría en realidad significar que el mundo podría estar acercándose a una crisis financiera provocada por el excesivo endeudamiento del sector privado, familias y empresas, dejar de pagar masivamente las tarjetas de crédito, la hipoteca o el auto, puede convertirse en un problema de dimensiones globales. El tema no es menor y lo que ocurre en el mundo de las criptomonedas podría ser sólo la obertura de lo que podría ser una crisis muy severa. Realmente lo deseable es que este episodio sea temporal, pero no debería sorprendernos estar en el preámbulo de una nueva crisis financiera internacional semejante a la de 2008.

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