El número de contagios del tristemente célebre virus Covid 19 no decrece. Por el contrario: día tras día los casos reportados son mayores, al igual que el número de decesos. Sin importar la metodología aplicada, los pronósticos obedecen a la información disponible al momento. La generación de nuevos datos puede provocar alteraciones en los pronósticos de más largo plazo. El comportamiento de la población, por otra parte, es caótico y lo cierto es que no hemos guardado la “sana distancia” ya sea por necesidad de trabajar o por insolencia. El hecho es que cada vez hay más contagios. En resumen, muy probablemente no hemos llegado al punto máximo de contagios y esta situación se prolongará durante muchos meses, tal vez más de un año.

A pesar de lo anterior, las autoridades gubernamentales han decidido terminar con el confinamiento. La razón es simple: se trata de la disyuntiva de permitir que aproximadamente un 12% de la población muera por infección del virus en caso de contagiarse, o muera de hambre o stress por no tener ingresos para satisfacer las necesidades básicas. Es evidente lo que ha decidido el Gobierno Federal sin importar las opiniones encontradas.

En el proceso de confinamiento han ocurrido muchas cosas. Muchos trabajadores han aprendido a laborar a distancia; mientras que las empresas han aprendido que pueden ahorrar espacios físicos y, por lo tanto, gastar menos en renta. Muchos trabajadores se han visto forzados a tener una inmersión total en las plataformas tecnológicas, tanto así, que algunas fuentes sugieren que México tuvo un avance en este terreno equivalente a tres años en apenas tres meses. Esto marcará un cambio importante en el futuro de las condiciones laborales.

Algunas plataformas móviles que habían demostrado ser sumamente poderosas y amenazaban con desbancar a varias fuentes de empleo tradicionales, como lo es Uber y las plataformas de rentas de habitaciones o casas han mostrado que no eran tan fuertes como aparentaban; ahora más bien algunas se encuentran en crisis. También hubo ganadores: el reparto de alimentos a domicilio creció exponencialmente además de todos los comercios que contaban con plataformas e-commerce. Es muy probable que pronto veamos un reacomodo en diversas actividades económicas. El mundo será otro después del confinamiento.

La falta de apoyos de parte del Gobierno Federal a las empresas ha sido criticada muy duramente por tirios y troyanos. Se ha sugerido en diversos foros que el Gobierno debe apoyar a las empresas aún si ello implica mayor deuda pública. Pero, bajo la óptica del actual gobierno, esto no es algo que deba hacerse: sus esfuerzos se han centrado en subsidiar a las familias antes que a las empresas. Lo esperado es que el gasto familiar se convierta en un motor que permita a las empresas generar ingresos y con ello fortalecer el empleo. Está por verse si esta estrategia será eficiente. Lo que es un hecho, es que la economía mexicana resiente un fuerte golpe cada día que se prolonga el confinamiento y aquellas empresas que logren sobrevivir, lo harán en un contexto donde no se tendrá la deuda pública que, por ejemplo, generó un Fobaproa.

Diversas voces se han alzado para pedir un ingreso básico universal que permita a las familias sobrevivir. Esta política económica se ha discutido durante años en Europa y recientemente se aprobó

en España. El contexto del confinamiento y la crisis podría hacer que medidas como está se apliquen en el país. Se tiene el problema de conseguir los recursos que permitan financiar un programa como el descrito, pero de aplicarse, podría alterarse de un modo drástico la distribución del ingreso y se daría un gran paso en el combate a la pobreza en un país que ha estado marcado históricamente por la desigualdad.

Tenemos más dudas que certezas, pues el mundo está cambio y es difícil determinar el rumbo que tomará. Lo único cierto es que la incertidumbre es ahora mayor que hace apenas unos meses.

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Se publicó el Indicador Global de Actividad Económica correspondiente al mes de abril. La caída es cercana al 20%, a todas luces es una cifra de escándalo. Faltan los datos correspondientes a mayo y junio para tener una muy buena aproximación de la caída del PIB en el segundo trimestre del año. El número de trabajadores registrados en el IMSS decreció menos en mayo que en abril y posiblemente en junio decrecerá todavía menos. Por lo tanto, lo esperado es que la cada de mayo y junio no sea tan pronunciada como la de abril. En cualquier caso, debemos esperar no menos de 10% durante el trimestre, una cifra no vista en décadas. No es para menos. De hecho, el autor de esta columna esperaba cifras más dramáticas. La salida del confinamiento ayudará a la recuperación económica, pero difícilmente nos escaparemos, en lo que queda del año, de una recesión como no se ha visto nunca…

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