La próxima semana tendrá lugar en Kenia una cumbre internacional que podría tener un alcance semejante a los acuerdos de Paris, la temática son los plásticos y su impacto ambiental. Durante el confinamiento el uso de los polímeros se ha incrementado por su capacidad aislante, pero al protegernos de los patógenos, hemos incrementado el problema de la contaminación plástica. El tema no es menor. Hay una gran cantidad de intereses económicos en la industria y muchos empleos que estas fábricas generan, sin embargo, el exceso de esta contaminación está poniendo en riesgo la existencia misma de la humanidad, por lo que es crucial hacer algo para revertir el daño que ha causado al mundo.

Hace años se formó en el mar una que es una de las aglomeraciones de contaminantes más grandes del planeta. En el mundo entero se sigue produciendo y consumiendo plástico de un solo uso que no siempre es reciclado y que incrementa el nivel de contaminación a escala global.

Hace algunas décadas, a finales de los ochenta, en México se sustituyó gradualmente el envase de vidrio por plástico PET, de ahí en adelante la contaminación de este material ha crecido y como consecuencia de ello, se tienen aglomeraciones de basura semejantes a la isla de basura descrita previamente.

En la Ciudad de México recientemente se aprobó una ley que prohíbe entregar bolsas de plástico en los negocios y comercios, pero la mayoría de los estados del país no secundaron la imposición. Adicionalmente, la medida ha sido seguida preferentemente por el sector formal de la economía, mientras que el informal sigue entregando alegremente sus productos en bolsas de plástico.

Al parecer las campañas de concientización no han funcionado, pues tanto consumidores como productores seguimos utilizando bolsas y contenedores de un solo uso fabricados de material que en ocasiones ni siquiera es reciclable. Si queremos conservar al medio ambiente y dejar un mundo habitable a las generaciones futuras se deben tomar acciones drásticas. La prohibición total de la fabricación de plásticos de un solo uso podría ser la medida a tomar. Existen excepciones, como es el caso de medicamentos que necesariamente deben aislarse. Esto se deberá tomar en cuenta de realizarse la prohibición.

Hace décadas el mundo funcionaba sin plástico o con muy poco. Los empaques eran de cartón, papel o algún otro material orgánico. Los instrumentos de limpieza de trastes en los hogares no eran sintéticos sino naturales. Pero las cosas cambiaron. La industria de los polímeros creció y con ello los desechos plásticos. Nos hemos excedido y es necesario frenar el daño que hemos hecho a la naturaleza, de ser posible revertirlo. Ello implica tomar decisiones radicales.

La cumbre internacional que se avecina podría ser la oportunidad para crear acuerdos vinculantes, es decir obligatorios que permitan sustituir la industria plástica por una más amistosa con el medio ambiente. No será fácil. Hay muchos intereses económicos y políticos de por medio, pero no hacer algo puede provocar nuestra extinción cual si fuésemos bacterias en un contenedor que perecen en sus propios desechos.

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El conflicto militar entre Rusia y Ucrania ya empieza a tener efectos en el precio de los energéticos. En el caso del crudo mexicano, implicará mayores ingresos para el sector público, pero el incremento en el precio delgas natural tarde o temprano se traducirá en mayores tarifas eléctricas y, a la postre, en mayor inflación. Vale más que nos preparemos para eso.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM y UDLAP Jenkins Graduate School.

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