Hace poco más de dos semanas se conmemoró el día internacional del agua. Después de esa fecha se han abierto diversos foros para informar, debatir y dar propuestas de solución al grave problema de stress hídrico que tenemos en la CDMX, su zona metropolitana y en diversos estados del país. El problema no es menor. No sólo tenemos una cada vez mayor demanda del vital líquido, sino que, como consecuencia del cambio climático, la oferta sustentable es cada vez menor. Por eso es que muchos cuerpos de agua, superficiales y subterráneos, se han venido abatiendo gradualmente desde hace décadas. Ahora mismo el sistema Cutzamala, que alimenta en gran medida a la capital del país y al Estado de México, se encuentra por debajo de sus niveles históricos. Ante esto no deberá sorprendernos que pronto se suspenda el suministro en algunas zonas o bien se dosifique a través de “tandeos”. ¿Qué podemos hacer para salir de este problema?

La sabiduría popular dice que la mitad de la solución de un problema se da cuando se reconoce que éste existe. La negación o indiferencia de ciudadanos, empresas y Gobierno es en realidad parte del problema. Lo primero que debe ocurrir es los tres componentes de la sociedad señalados previamente debemos reconocer el problema que enfrentamos y resolverlo conjuntamente.

El crecimiento de las ciudades y el otorgamiento de diversos servicios públicos como electricidad, pavimentación de calles y avenidas, agua potable y alcantarillado, entre otros, provoca que la mayor parte de los ciudadanos demos por sentado que dichos servicios existen. Es cuando no se proveen que nos percatamos de su existencia e importancia. Es una forma dura de reconocer que estos servicios importan. De no tomar conciencia sobre la importancia del vital líquido y todo el andamiaje institucional e infraestructura requeridos para disponer del líquido, provocará que lo tengamos que aprender de la manera dura. De hecho, en algunas regiones del país, preferentemente en el norte, la escasez ha provocado que el agua extraída pozos y acuíferos tenga partículas pesadas que atentan contra la salud de la población que la ingiere. Esto es ya una realidad.

Las actividades industriales irremediablemente implican el uso del vital líquido. Algunas industrias más que otras, pero todas la utilizan. Recientemente se ha incorporado el tema ambiental en la llamada responsabilidad social empresarial, pero simultáneamente surgió el concepto de “green washing” o lavado verde, que significa que algunas empresas se envuelven en el manto de la protección al medio ambiente, pero en realidad siguen realizando prácticas que dañan a la naturaleza. Las empresas pueden tomar acciones a favor de los recurso naturales, en particular del agua, basta con tratar las aguas residuales antes de regresarlas a la naturaleza. Esto tiene un costo y está en el marco legal del uso del agua, pero el órgano fiscalizador del sector (CONAGUA) no cuenta con suficiente personal para asegurar el cumplimiento del marco normativo. Las empresas verdaderamente comprometidas con el medio ambiente no necesitan supervisión de nadie. Pero la degradación de la naturaleza es evidencia de que no se está trabajando lo suficiente.

El sector público es responsable de aplicar la ley y de generar el marco normativo bajo el que el agua cumple su ciclo y es utilizada por familias, Gobierno, y empresas. La revisión y evaluación del marco legal es parte de lo que le corresponde hacer. Si el marco normativo es el adecuado y sólo falta aplicarlo, se deben crear las condiciones para que ocurra, esto puede implicar fortalecer al órgano regulador nacional, a los estatales y a los locales. Si el marco normativo no es el adecuado, debe cambiarse y crear condiciones que garanticen su cumplimiento. Todo esto tiene un costo, que como sociedad debemos pagar.

La viabilidad de cualquier sociedad depende de muchos factores. Uno de ellos es indispensable: el agua. Es imposible que alguna sociedad prospere sin un adecuado uso del líquido vital. En México no estamos haciendo nuestra tarea. Esto pone en riesgo la viabilidad misma de muchas poblaciones, desde pequeñas comunidades hasta grandes ciudades. Hacer un uso sustentable del agua tiene un costo, como sociedad debemos pagarlo, de lo contrario la existencia misma de diversas regiones puede ver comprometida. De hecho, en diversas zonas del país ya está ocurriendo. Es momento de actuar, de lo contrario lo que nos espera es el colapso.

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Durante cinco días consecutivos creció el número de nuevos casos de contagio del virus que provoca la COVID 19. Nos encontramos en la antesala de la tercera ola. El número de vacunas aplicado hasta el momento no es suficiente para evitar que el número de contagios siga creciendo. No debemos bajar la guardia. Por lo pronto, vale más asumir que el contexto que hemos vivido desde hace poco más de un año no terminará pronto. Tal vez después de mitad de año veremos la luz al final del túnel pero difícilmente mejoraremos antes.


Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM, UAEMex y UDLAP Jenkins Graduate School.

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