Desde que se conoció el triunfo del actual presidente, la inversión privada ha estado en declive. Adicionalmente, la inversión y el gasto público no han fluido a la misma velocidad que en sexenios previos. La suma de ambos elementos ha provocado que la economía se encuentre en desaceleración y probablemente pronto entre en recesión. La buena noticia es que las relaciones entre el gobierno federal y el sector privado parecen estar mejorando, por lo que la inversión privada podría reactivarse pronto, lo mismo que la pública. A lo anterior se deben agregar dos elementos adicionales: la política monetaria y el inicio de las compras navideñas que inicia formalmente con el llamado “Buen Fin”.
No es la primera vez que hay un cambio de gobierno que también implica cambio de partido en el poder, pues la primera ocasión se dio en el año 2000, con la llegada de Vicente Fox a la presidencia. Sin embargo, no generó tantas expectativas negativas entre los hombres de negocios como lo que vivimos entre 2018 y 2019. La visión que se tenía respecto a la forma de gobernar un país no era muy distinta entre los últimos gobiernos emanados del PRI y los que llegaron con el PAN.
Probablemente esto evitó que la incertidumbre en el mundo de los negocios no fuese tan alta cuando se dio dicho cambio de partido en el poder. Las cosas ahora, sin embargo, son distintas, ello se evidenció con la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
El contexto internacional, por otra parte, tampoco ha sido el mejor pues hay países en riesgo de entrar en recesión. Nuestro propio vecino del norte ha seguido una política monetaria de reducción de tasas de interés que ha sido emulada por el Banco de México, por lo que en las últimas semanas hemos tenido recortes en las tasas de interés de referencia y es probable que esta tendencia se mantenga. Ante un escenario como el descrito, el sector privado encuentra más atractivo invertir en expansión de empresas o negocios que en activos financieros, por lo que se podrían estar sentando las bases para tener recuperación en la inversión, y consecuentemente, en la economía.
Adicional a lo anterior es la versión mexicana del Black Friday de Estados Unidos, esto es el “banderazo de arranque” del inicio de las compras de fin de año que, si bien se encuentran preferentemente en el sector del consumo y no de la inversión, permite incrementar ventas, sobre todo en el sector de comercio y servicios, que a su vez se traduce en reducción y depuración de inventarios, lo que sienta las bases para la inversión en nuevas empresas o negocios.
En resumen, el primer año del nuevo gobierno tuvo un inicio turbulento; hubo fricciones con el sector privado y la incertidumbre creció. Pero las cosas están cambiando. Pareciera que la política monetaria y las relaciones entre empresarios-gobierno se empiezan a alinear para tener recuperación económica el “Buen Fin” podría también ser el punto de“arranque”.
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Se empieza a negociar el incremento en el sueldo mínimo para el próximo año. El gobierno está apostando a un nuevo incremento sustancial, pero también un grupo de empresas se ha propuesto no pagar a ningún trabajador menos de $6,500.00 al mes, que es la línea de pobreza marcada por el Coneval. De darse un incremento salarial semejante al del año pasado, y si las empresas cumplen lo prometido, se estarán dando condiciones para tener una auténtica recuperación salarial después de más de cuarenta años de perdida de poder adquisitivo del salario. Este es un punto a favor de la 4T.