Darío Ibarra

El fin del fin de la Historia

Darío Ibarra
09/06/2024 |00:53
Darío Ibarra
Autor de opiniónVer perfil

La caída del muro de Berlín y el desmantelamiento del bloque soviético generó entre la comunidad intelectual internacional la creencia de que la Historia, reconocida como lucha de clases, había terminado. Los diversos experimentos sobre formas de socialismo o comunismo habían fracasado, desde granjas comunitarias hasta empresas de propiedad estatal, o se habían convertido en lo que originalmente combatían: en Estados represores. La fábula de George Orwell, Rebelión en la granja, no era más que una crítica al socialismo soviético. La caída del muro mostraba al mundo que no había más camino que la llamada democracia liberal. Esto implicaba el fin de la Historia. El resultado de las elecciones demuestra que no es así.

El libre mercado es un elemento básico de la democracia liberal. Hacia allá se movió el mundo en las últimas décadas. Cuando éste no resolvía los problemas que había prometido resolver, como recuperación salarial o estabilidad macroeconómica, la receta era generalmente la misma: hay que profundizar las reformas económicas para tener aún más mercado. Así surgieron las reformas económicas de segunda generación, como la privatización del sistema de pensiones, pero aún así el libre mercado no entregó lo que prometió y las crisis continuaron. La prescripción nuevamente fue: hace falta más libre mercado. Hay algunos que perdimos la fe en el libre mercado.

Otro elemento importante de la Democracia Liberal es tener un Gobierno Representativo. El gobierno en turno debe encarnar al voto popular. Lo que dicten las mayorías debe marcar el rumbo que debe seguir el país que se ostenta como demócrata. Es importante señalar que los derechos de las minorías no deben menoscabarse, pero el rumbo de la política económica y social la marca el voto popular. Llama la atención que diversos comentaristas y analistas sugieran que la democracia se acabó en México el 2 de junio, cuando el voto popular es el que dictó los resultados. Esto sólo recuerda los episodios en que la izquierda mexicana no reconocía sus derrotas y alegaba fraude. Hoy, muchos que marcharon a favor del INE sugieren lo mismo: hubo fraude. ¿Hay democracia sólo cuando gana el partido o candidato de nuestro gusto?

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Un elemento adicional es la conservación de los derechos jurídicos. Parte de lo que se debate en estos días es que la posibilidad de modificar la Constitución podría provocar crisis económicas, que el peso se deprecie, que la bolsa de valores colapse y, en pocas palabras, que tengamos un apocalipsis económico. La Constitución se ha modificado muchas veces, no sería la primera vez. ¿Por qué ahora sí traería efectos nocivos en la economía? Por otra parte, hemos tenido muchas crisis económicas en un contexto de libre mercado, empezando por la de 1994, pasando por la punto com, por la financiera global de 2008 y la provocada por el confinamiento. Modificar la Constitución ¿traerá crisis económica? No hace falta cambiarla, el capitalismo es inherentemente inestable y propenso a crisis.

El pueblo se manifestó en las urnas. Los resultados sorprendieron a Tirios y Troyanos. En la democracia se gana y se pierde. Los ganadores deben actuar de modo tal que conserven el voto popular si es que desean conservar en poder en las próximas elecciones. La oposición debe reflexionar respecto a lo que hicieron bien y lo que hicieron mal y crear estrategias que les permitan atraer el voto popular en las futuras elecciones.

No nos convertiremos en Cuba o Venezuela. Es importante dejar de espantar a la población con el petate del muerto. Pero sí tendremos un fortalecimiento del Estado en la Economía. Durante décadas los libros de texto de Economía sugerían que la Política Económica se podía realizar con un Estado fuerte. No tenerlo implicaría intentar aplaudir con solo una mano. El Estado no puede resolverlo todo. Tampoco el libre mercado. Muy probablemente nos encontramos en la antesala de un nuevo Keynesianismo que podría traer una nueva época de auge económico. Pero también podría fallar. Eso está por verse. Lo que es un hecho que la Historia no finalizó con la caída del muro y el bloque soviético, tal vez tuvimos movimientos pendulares donde en ocasiones hubo exceso de Estado y, en otras, de mercado. Tal vez nos estamos enfilando hacia un punto intermedio.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM.

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