Se llegó el día en que se observarán las preferencias electorales en el Estado de México, bastión histórico del priismo. Definitivamente esto es la antesala de lo que muy probablemente ocurrirá en 2024, es decir, no sólo está en juego la gubernatura del Estado de México, sino que será un ejercicio de lo que podría ocurrir en la elección presidencial del próximo año. Las alianzas realizadas para apuntalar a los candidatos habrían sido imposibles hace algunos años, pero hoy, son indispensables para poder competir. De las dos candidatas importantes, una tiene en contra décadas de Gobiernos emanados del PRI que han llevado a la entidad hasta donde está hoy; la otra, lo tiene a favor.

Hace más de treinta años que he vivido y pasado parte de mi vida en el Oriente del Estado de México y en la CDMX. En mi juventud por circunstancias conocí el norte: la zona de Naucalpan, Tlalnepantla y Ecatepec. Siempre observé contraste entre la CDMX y el Edomex. Probablemente el ejemplo más concreto de esto lo podemos observar en las vías de comunicación: el pavimento se encuentra en peores condiciones en la entidad estatal que el antiguo Distrito Federal, al igual que hay menos respeto por las señales de tránsito. Casi cualquier automovilista sabe que en la capital del país puede haber consecuencias se invade el carril del Metrobús, pero en el Estado lo invaden impunemente. La diferencia no es menor, de hecho, sólo es una muestra de los contrastes que sigue habiendo.

En algún curso de Economía del transporte que me tocó impartir en el Centro Universitario UAEM Nezahualcóyotl, algún alumno me hizo algunas preguntas para las que no tuve respuesta: ¿Por qué el transporte público del Estado está en peores condiciones que en la CDMX? ¿Por qué es más caro? ¿Por qué los choferes son unos cafres? ¿Por qué se permite que circulen unidades que contaminan más? Sigo sin poder responder. Lo único que se me ocurre es que es obra de décadas del trabajo de los políticos de cada entidad.

Definitivamente mi apreciación es subjetiva y sesgadas por mis propias preferencias políticas y sociales. De ningún modo pretendo ser objetivo, pero me aterra menos un policía de la CDMX que uno del Estado. Preferiría llegar a un Ministerio Público en la CDMX que en el Edomex. No sólo eso, al momento de realizar cualquier trámite ante el Gobierno de la Entidad, resulta ser más accesible y sencillo el de la CDMX que el del Estado. Siendo el mismo país, con esencialmente la misma gente, ¿Cómo llegamos hasta esto? Nuevamente lo que se me ocurre es que es consecuencia de décadas de trabajo de los diferentes Gobiernos en turno.

A manera de broma, en algunos foros he comentado que ir al Edomex es como ir al parque de diversiones donde se tiene adrenalina pura: existe riesgo de ser asaltado o secuestrado; de enfermarse por consumir alimentos en establecimientos en la vía pública o de ser extorsionado por la policía estatal. Esto también ocurre en la CDMX, pero en mucha menor medida.

El contexto actual en los terrenos económico, político, social y otros, que guarda la entidad es fruto del trabajo de décadas de los políticos de la entidad. Por supuesto que la sociedad y empresas también son corresponsables, pero el desempeño de los políticos debe medirse con resultados concretos respecto a la situación de la entidad que gobiernan. Todo este contexto es el que está en contra de la candidata del todavía partido en el poder de la entidad. El mismo contexto es el que favorece a la candidata del partido que gobierna al país, pero todavía no a este Estado. Lo que resta es salir a votar. Si la mayoría elije al mismo partido, que así sea; pero si no, el nuevo Gobierno tendrá la responsabilidad de demostrar que son mejores, o menos malos, que décadas de Gobiernos emanados del PRI.

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El principio de Peter, en administración, señala que un buen empleado puede no ser un buen supervisor. Que un buen docente puede no ser un buen director. Que un buen soldado puede no ser un buen General. Hay un largo etcétera. Pareciera que este principio está aplicando en la Conade, donde una gran atleta está teniendo, por decir lo menos, un pésimo manejo de imagen pública. Los desplantes y actitudes de la comisionada de la Conade no corresponden a alguien que representó a México en competencias internacionales ni a quien ocupa ese importante cargo. Las deportistas han convertido en ventaja lo que antes era algo adverso. Pareciera que eso le enoja la comisionada. Tal vez estamos en presencia de un ejemplo del principio de Peter, esta vez, aplicado al deporte.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM y UDLAP Jenkins Graduate School.

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