El lunes 22 de marzo se conmemora el día mundial del agua. Recurso natural renovable escaso, indispensable para todas las formas de vida orgánicas conocidas, insumo para diversos procesos productivos, y derecho humano. Nadie cuestionaría la importancia de este recurso, pero en contadas ocasiones se realizan estudios y análisis serios sobre la importancia económica y social del agua. En diciembre de 2020 que el vital líquido empezó a cotizar en el mercado de futuros de Nueva York, diversos medios de comunicación dieron la noticia con cierto sabor a escándalo. Es importante que de una vez por todas se reconozca el costo social de la extracción y distribución de agua, así como de los problemas asociados a dichos procesos. Las aguas residuales también forman parte del ciclo del agua y, por lo menos en México, no está suficiente atendido y entendido este problema. Es tiempo de dar al agua la importancia económica que tiene.

Las campañas sobre el cuidado del agua no son de ningún modo nuevas. Desde hace décadas están presentes en los diversos medios de comunicación. Su permanencia hace pensar que no han sido efectivas ni suficientes. La escasez del líquido refleja no sólo que hay una mayor demanda, consecuencia lógica del crecimiento poblacional y económico, sino que dichas campañas no han sido suficientemente eficientes para evitar su desperdicio.

En nuestro país un grave problema es que, en el proceso de “producción” de agua, que consiste en la obtención del líquido a través de fuentes superficiales, como ríos, lagos, y subterráneas, como son los acuíferos, se desperdicia mucha agua. A esto se le denomina eficiencia técnica. En el mundo siempre se generan desperdicios de agua a través de fugas, evaporación y desperdicios. Una primera labor que debemos atender es incrementar esa eficiencia.

La comercialización del agua es otro problema. Nadie cuestiona el derecho humano al consumo de agua. Pero llevarlo desde sus fuentes hasta los puntos de consumo final tiene un costo, que no siempre es pagado por los consumidores. A esto se le denomina eficiencia comercial. Por su naturaleza es difícil que los organismos operadores de agua puedan hacer una selección y cortar el suministro del servicio a quienes no pagan. Por ser indispensable es común que el servicio del flujo de agua sea tomado como estandarte político de modo tal que no todos los consumidores paguen por el servicio. Pero en el proceso pagan justos por pecadores.

Cuando no se cubre el costo de extracción y distribución del agua, irremediablemente esto se refleja en escasez del liquido en algunas de las zonas más marginadas y sobrepobladas del país. El tandeo y distribución a través de pipas hacen su aparición. No tener agua regularmente, implica un costo para las familias e industrias, comprar el líquido a través de pipas incrementa el costo del agua. Es entonces cuando nos damos cuenta de la importancia y del valor del agua.

La sobre explotación de los acuíferos es otro problema grave. No se puede establecer de manera contundente una relación causal entre el agrietamiento del suelo, socavones y otras fallas geológicas, y la sobre explotación de los mantos freáticos. Pero es una hipótesis que hace mucho sentido y que probablemente pronto se revelará como verdadera. Por lo tanto, el hundimiento de calles, bardas, edificios y, en general cualquier infraestructura, muy probablemente es consecuencia del mal manejo del agua. Por ello es que no deberá sorprendernos que cada vez sean más frecuentes las noticias que nos hable de hundimientos de suelos e infraestructura en zonas de alta explotación hídrica.

La contaminación de ríos, lagos, mares y otros cuerpos de agua son reflejo de un mal manejo de aguas residuales y consecuencia de la existencia de otros contaminantes como es el plástico, aceites y aditivos, pinturas, fertilizantes y un largo etcétera. Tener aguas menos contaminadas es posible con un adecuado tratamiento de nuestros residuos. Pero en el mundo hemos fallado. Es probable que diversas regiones como ciudades o municipios pronto desaparezcan como consecuencia de un mal tratamiento de los residuos urbanos y de la contaminación del agua.

La naturaleza es resiliente: se recupera pronto si se le da tiempo para hacerlo. Nos toca a todos los humanos hacer nuestra parte: cuidar al medio ambiente, reducir el consumo de agua y tratar adecuadamente los residuos, entre los que se encuentra el vital líquido. El día internacional del agua es un buen momento para reflexionar al respecto.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM, UAEMex y UDLAP Jenkins Graduate School.

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