En la Historia de la humanidad se conocen leyendas sobre cómo volverse rico de una manera fácil, mágica. Una de ellas es el mito del Rey Midas , que consigue el milagro de convertir todo lo que tocara en oro, los propios alimentos tenían esa suerte, por lo que debió abandonar lo que se había convertido en una maldición. Los alquimistas buscaban convertir el plomo en oro y así enriquecerse a través de una fórmula mágica. La búsqueda de la ciudad de El Dorado llevó a conquistadores a perder la vida en su búsqueda de la ciudad de oro. Sin elementos mágicos, la especulación sobre el precio de los tulipanes en Holanda en la segunda y tercera década del siglo XVII trajo consigo una crisis como pocas se habían visto hasta esos tiempos. Actualmente vivimos nuestra propia burbuja especulativa, no con tulipanes, sino con criptomonedas.

La búsqueda de la riqueza fácil es una constante a lo largo de la Historia de la humanidad. Pero son pocos lo que la consiguen de modo fácil, a través de golpes de suerte, de azar o por simple apropiación de recursos que en realidad pertenecen a otros. Detrás de cualquier riqueza hay mucho trabajo, incluso las herencias o legados implican trabajo de generaciones previas, los herederos reciben por azar la riqueza creada en otros momentos. En rifas, sorteos y loterías hay un factor de azar de por medio. La probabilidad de ganar y hacerse millonario es muy baja, pero no por ello se dejan de buscar fórmulas mágicas que permitan salir de la pobreza.

Un episodio ocurrido en la Holanda medieval se parece mucho a lo que pasa en la actualidad con las criptomonedas. En la primera mitad del siglo XVII , el precio de los tulipanes empezó a crecer, primero lentamente y después a ritmos escandalosos. Un tulipán llegó a valer más que una casa o que un tulipán tallado en oro. Algunas personas se endeudaron para comprar tulipanes a un precio con la esperanza de venderlos a un precio mayor. Las deudas crecieron dramáticamente. El precio de los tulipanes seguía creciendo y con ello la compra-venta de éstos y, en el camino, se hipotecaron viviendas para comprar tulipanes que posteriormente serían vendidos y con ello se pagaría la hipoteca y se generaría alguna ganancia. Hasta que se dejaron de pagar precios ridículos por los vegetales. La burbuja estalló y con ello se generaron deudas impagables y se perdieron riquezas.

Cambie ahora la palabra tulipán por criptomoneda. Nos encontramos exactamente en el mismo mundo que el descrito, solo que ahora ni siquiera son necesarios los bulbos del Tulipán: basta con tener un celular inteligente desde el que pueda llevar el dinero de su cuenta bancaria a una cartera digital y, desde ésta, cambiar sus pesos por la criptomoneda de su preferencia.

Diversas criptomonedas están asociadas a un proyecto, por ejemplo, de investigación de desarrollo tecnológico, de juegos, de compra venta de propiedades, etc. Cada proyecto crea su criptomoneda. Es como cuando lleva a niños pequeños al centro de diversiones local y debe comprar monedas de cobre para hacer uso de videojuegos, boliche, etc. o es como entrar un casino y comprar fichas para poder jugar. Hasta aquí no pasaría nada, de no ser porque las fichas del casino empiezan a tener valor fuera de dicho ámbito del juego y se empiezan a comprar y vender en la vida real. Como ocurrió con los tulipanes.

Al igual que con los tulipanes, algunas criptomonedas han perdido valor. Algunas de un modo dramático, como el caso de la criptodivisa luna. En el camino algunos se enriquecieron y otros perdieron. El riesgo es que esta caída en el valor de las criptomonedas se pueda trasladar a los mercados financieros y convertirse en una crisis de mayores dimensiones. Si usted invierte en criptomonedas, debe estar dispuesto a perder lo invertido, son inversiones altamente especulativas y riesgosas.

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Terminó el foro de Davos, Suiza. La posible recesión internacional es un tema que causó preocupación entre los asistentes. El mundo de las criptomonedas se encuentra de capa caída, mientras que los mercados financieros de igual forma han tenido desempeños pobres, tal vez anticipando la crisis que viene. Lo que es un hecho incuestionable es que el confinamiento trajo consigo un incremento en la deuda tanto pública como privada, la suma de ambos factores más los riesgos de una nueva pandemia, ahora por el virus de la viruela símica, podrían conjugarse para traer consigo a la temida recesión. Para algunos ya estamos en ella solo que no nos hemos terminado de dar cuenta. En poco tiempo sabremos si así es o si se trata de algo leve.

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