Los buleadores, acosadores de tiempo completo salen a pedir clemencia por un adulto joven, justifican conductas y demandan el cese a la intromisión en la vida personal de hijos y familiares de aquellos que están en la contienda electoral, situación en la que no podemos estar más que de acuerdo. El punto es que sea parejo, porque esa tregua solo respeta y contempla a aquellos dentro del bloque opositor y no a los que están del otro lado, del lado de la transformación y que han sido sistemáticamente perseguidos, acosados, difamados, y a quienes se les ha orquestado una campaña de mentiras y guerra sucia, para ellos no han tenido ni clemencia, ni concedido tregua alguna, como dicen los que saben: el que las hace no las consiente.
En respuesta al video que circuló del hijo adulto de la candidata de oposición, no faltó el cobarde que difundió un video manipulado y falso atribuyéndolo al hijo menor del presidente, violentaron como lo han hecho desde siempre a un ¡Niño! que no ha estado en la contienda, que no tiene una responsabilidad ni pública ni política y que sus padres ni siquiera están en la contienda, sin que esto último pudiese justificar; mientras sus padres llevan casi 6 años trabajando por el bienestar, la transformación, devolviendo la dignidad al patrimonio, la cultura y al pueblo, él lleva esos mismos años sufriendo el acoso sin piedad y sin precedentes, es que en la historia no ha habido familia más atacada, acosada y difamada que la del Presidente López Obrador, no desde ahora, desde siempre.
En algún periódico ya muy venido a menos, hace apenas unos años un mercenario del periodismo, de esos que hoy abundan, publicó no el teléfono, no el WhatsApp, publicó el domicilio particular del Presidente, si, así de descabellado como se lee, ventilaron un dato personal, la dirección donde vive el presidente con su familia corrió en circulación nacional, pero ahí no hay instituciones garantes de la legalidad. Tampoco olvidemos que los que se rasgaron las vestiduras con el video del adulto joven, antes filtraron la dirección de otro hijo del Presidente y que esa señora, que hoy se lamenta en el dolor como lo haría cualquier madre de que le expongan así a un hijo, fue a grabar la intimidad familiar, el hogar, a pesar de que él no tiene cargo público, no participa en la política y que ahí vivía con sus hijos todos menores de edad. Como no tienen límite, dos “periodistas” fueron a esperarlo afuera de su domicilio, montaron guardia para que al salir pudieran seguirlo acosando.
Si para una madre siempre son momentos difíciles cuando sus hijos cometen errores, ahora imagínense lo difícil que es para una madre tener que aguantar cuando los hijos no cometen errores y son expuestos, cuando los hijos salen y son acosados, cuando los hijos usan un look de niños y son bulleados, cuando los hijos bailan como niños y son criticados, por eso y por el dolor evidente que provoca ser un daño colateral en la contienda electoral es que decimos que: ¡Con los hijos no, con los familiares no! Lo que nadie debe perder, ni ser condenado a perder, aún en tiempos electorales, es ser tratado con dignidad y goce pleno de sus derechos, más si estos son tutelados por y para la protección de las infancias.