Hace 10 días, se dio a conocer la noticia de que el cuerpo de un bebé fue hallado en un basurero en el penal de San Miguel, en Puebla . 10 días han pasado y sigo sin encontrar las palabras para describir lo que siento. Llevo más de 7 años visitando las cárceles de nuestro país y escuchando las historias que en ellas habitan, que en su mayoría son historias desgarradoras. Pero nunca había escuchado una historia más terrible que esta.
Cuando se difundió la noticia de que un bebé había muerto en el penal de Puebla, pensé que era una terrible tragedia. Pero conforme se han ido desenvolviendo los hechos, cada vez más siento que vivimos dentro de una película de terror. Al día de hoy, según han reportado distintos medios de comunicación, la teoría es que un bebé de 6 días de nacido -que aparentemente murió por asfixia- fue robado de una morgue en la Ciudad de México e ingresado de manera irregular al penal de Puebla, donde fue encontrado por un interno dentro de uno de los contenedores de basura. El bebé presentaba una incisión en el abdomen, lo que sugirió que quizás el bebé fue utilizado para ingresar drogas al penal.
Tan solo escribir el párrafo anterior me parece surreal. ¿Un bebé robado de una morgue?,¿cómo entró a prisión si supuestamente por la pandemia no está permitida la entrada de bebés a las cárceles?, ¿cómo entró un bebé muerto a la cárcel y nadie lo notó?, ¿cómo aparece un bebé en la basura?, ¿cómo un interno es quien lo encuentra y no las autoridades?, ¿quiénes son los papás de este bebé?, ¿alguien lo está buscando?
No me puedo imaginar quién en este mundo puede tener tanta maldad como para robar a un bebé (quizás matarlo también), y luego utilizar su cuerpo para ingresar drogas a un penal y dejar abandonado en un basurero a una vida tan inocente. No puedo concebir que este no sea un escándalo a nivel nacional y que existan otras noticias absurdas que han acaparado más la atención. No entiendo por qué como sociedad no estamos ardiendo en llamas de indignación y exigiendo respuestas por parte de las autoridades. No entiendo cómo esto puede pasar en una cárcel, cuando se supone que son lugares donde la gente entra para no volver a delinquir. No entiendo que tengamos autoridades tan incompetentes como para permitir que esto suceda. No entiendo qué tiene que pasar para que, de una buena vez, le pongamos atención a las cárceles de este país e invirtamos en convertirlas en verdaderos centros de reinserción social. No entiendo en qué momento pensamos que las cárceles son sinónimo de justicia.
Bebé, no sabemos tu nombre, de dónde vienes, o quiénes son tus padres. No sabemos si alguien te busca, o por qué terminaste ahí. Pero no te soltaremos, no descansaremos hasta que se haga justicia y de ninguna manera permitiremos que tu caso quede impune. Somos muchas las personas y organizaciones de la sociedad civil que seguiremos peleando hasta saber qué pasó, y sobretodo, cómo podemos exigir que nunca vuelva a pasar algo así.
Espero que este caso nos abra los ojos sobre el México en el que vivimos. Sobre las condiciones de las cárceles, la ausencia de protocolos, de gobernanza, sobre la absoluta corrupción que rige en nuestro sistema penitenciario. Espero con todo mi corazón que nunca tengamos que volver a contar una historia similar.