La tasa de interés del Banco de México constituye un pilar fundamental de la política monetaria. Esta tasa, también denominada tasa objetivo, se emplea para moldear las condiciones financieras del país. Desde el 3 de marzo de 2023, el Banco de México ha mantenido la tasa de interés en 11.25%, y nos aproximamos al aniversario de este período sin modificaciones. Es crucial recordar que cuando el Banco de México incrementa la tasa de interés, se encarece el endeudamiento, lo que desincentiva el gasto y promueve la inversión. Esta medida puede contribuir al control de la inflación al reducir la demanda agregada.

En cuanto a la inflación, actualmente se sitúa en 4.4% a tasa anual, mientras que la inflación subyacente alcanza 4.64%. Es importante tener en cuenta que la inflación normal implica un aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en una economía a lo largo del tiempo. Por otro lado, la inflación subyacente se refiere a una medida de la inflación que excluye los componentes más volátiles o temporales, como los precios de alimentos y energía, con el propósito de obtener una percepción más precisa de la tendencia subyacente de la inflación.

Actualmente, México se encuentra entre los países con las tasas de interés más altas, compartiendo este estatus con naciones como Brasil, que recientemente la redujo en 0.5 puntos porcentuales. Sin embargo, México se sitúa por debajo de países como Colombia, cuya tasa alcanza 12.75%, y de Argentina, que se destaca por su situación económica particular. Es importante señalar que estas diferencias en las tasas de interés reflejan las distintas condiciones económicas y políticas de cada país.

Pero aquí surge una pregunta: ¿qué puede llegar a pasar si mantenemos la tasa de interés tan elevada como hasta este momento, a pesar de que la inflación parece estar cediendo?

Desaceleración económica: Las altas tasas de interés pueden desincentivar el consumo y la inversión, lo que puede conducir a una desaceleración en el crecimiento económico. Las empresas pueden posponer proyectos de inversión debido al costo elevado del crédito, y los consumidores pueden reducir sus gastos discrecionales debido a los mayores costos de endeudamiento.

Presión sobre las finanzas públicas: Si el gobierno tiene una deuda significativa, mantener altas tasas de interés puede aumentar los costos de financiamiento de esa deuda. Esto puede ejercer presión sobre el presupuesto público, ya que una mayor proporción de los ingresos fiscales se destina al pago de intereses de la deuda, lo que limita la disponibilidad de recursos para otras áreas, como la inversión en infraestructura o programas sociales.

Desincentivo a la inversión extranjera: Las altas tasas de interés pueden hacer que los activos financieros del país sean más atractivos para los inversores extranjeros en busca de rendimientos más altos. Sin embargo, al mismo tiempo, las altas tasas de interés también pueden desalentar la inversión extranjera directa en sectores productivos, ya que aumentan los costos de financiamiento para los proyectos de inversión.

Apreciación de la moneda nacional: Las altas tasas de interés pueden atraer flujos de capital hacia el país, lo que a su vez puede fortalecer la moneda nacional. Una moneda más fuerte puede hacer que las exportaciones sean menos competitivas en los mercados internacionales, lo que podría afectar negativamente a las industrias exportadoras y agravar el déficit comercial.

Hoy más que nunca, parece inminente e incluso necesario comenzar a reducir la tasa de interés con el fin de estimular el consumo y la inversión. Una tasa de interés más baja disminuye el costo del crédito, lo que hace que sea más accesible para las personas y las empresas solicitar préstamos. Esto puede impulsar el consumo de bienes duraderos, como automóviles y viviendas, y también fomentar la inversión empresarial en proyectos productivos. Además, puede incentivar la inversión en el mercado de valores, volviendo más atractivas las inversiones en comparación con instrumentos financieros de renta fija, como bonos y cuentas de ahorro. Esto podría impulsar el crecimiento del mercado de valores y aumentar la riqueza de los inversores. Asimismo, bajar la tasa de interés puede promover el crecimiento económico al facilitar el acceso al crédito y fomentar la inversión. Esto permitiría que las empresas se expandan con mayor facilidad, creando empleos y contribuyendo al aumento de la producción y el PIB.

Académico de la Universidad del Valle de México, Campus Zapopan

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