Recientemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que para 2024 nuestro país alcanzará la autosuficiencia en combustibles con la puesta en marcha de la Refinería Olmeca. Independientemente de que se logre o no, aún existen sectores del país que necesitan la intervención gubernamental de manera urgente.

Los estragos dejados por la pandemia de Covid-19, la inflación galopante durante 2022 y la falta de políticas públicas efectivas, entre otras cosas, pusieron en evidencia la extrema dependencia que tiene nuestro país con el exterior. La gran cantidad de importaciones que se tienen son un foco rojo que se debe atender de manera prioritaria y, retomando las palabras del presidente de México, está bien buscar la autosuficiencia en combustibles, pero no podemos descuidarla en los alimentos, en manufacturas primarias. En específico, basta ver que, la balanza comercial (que mide las importaciones y exportaciones) de México de 2022 presentó un déficit de 26 mil 421 millones de dólares, lo que equivale a una pérdida de más de doble con respecto a 2021.

En otro orden de ideas, dicho indicador macroeconómico clave de la balanza de pagos nos muestra que nuestro país es más importador que exportador, por decirlo en términos empresariales, compramos más de lo que vendemos y por lo tanto nuestro ejercicio fiscal tiene pérdidas. Dicho lo anterior la pregunta es: ¿Por qué estamos importando tanto?

La respuesta, aunque desagradable es que, como país no estamos produciendo lo suficiente para solventar la demanda interna. Un ejemplo claro es el arroz, que sigue siendo un alimento de consumo básico para las familias mexicanas, pero que gran parte de este producto es de importación. Es importante la autosuficiencia en combustibles, pero lo es más en alimento y en las industrias mexicanas.

Alexander Hamilton, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, presentó en 1792 una posición relacionada con el desarrollo económico de su país, que con el tiempo se convirtió en una idea fundamental. En dicho argumento, sostenía que los gobiernos deben proteger a sus industrias nacientes o emergentes de las importaciones de la competencia internacional, procurando garantizar lo más posible el mercado nacional, hasta que las empresas locales sean capaces de competir en igualdad de circunstancias en el entorno global.

¿Por qué no aprender de nuestro vecino del norte? ¿Porque no crear programas de protección a las micro, pequeñas y medianas empresas? Implementar planes que las apoyen, protejan y las hagan crecer para ser más competitivas a nivel internacional debe ser también un objetivo del gobierno federal a corto plazo. La solución para mejorar la economía nacional no está en la sustitución de importaciones, no nos podemos cerrar al contexto internacional ni mucho menos, pero sí podemos crear las condiciones necesarias para promover e incentivar a las empresas mexicanas nacientes y no solo en materia fiscal.

Académico de la Universidad del Valle de México, Campus Zapopan 

 

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