El capital de corto plazo es uno de los factores con mayor movilidad internacional, toda vez que las personas y empresas mueven su dinero para sacar ventaja de los diferentes rendimientos que pudieran obtener en diferentes partes del mundo, siempre tomando en consideración el riesgo que esto implica.
Las acciones que toman los gobiernos para atraer ese capital son indispensables para mantener un ambiente sano en las inversiones, por ejemplo: las transferencias electrónicas de fondos y su posibilidad de rastreo a bajo costo son, sin duda alguna, un incentivo fuerte al inversionista internacional, quien junto con un sistema de protección internacional -como pueden ser los APPRIS (Acuerdos de promoción y protección recíproca de inversiones)- tiene garantías, hasta cierto punto, de la legalidad y protección de la inversión.
Las condiciones políticas, sociales y económicas afectan las percepciones de los inversionistas en cuanto al riesgo y la decisión del lugar en donde invertir.
Recientemente, una de las calificadoras crediticias más importantes del mundo (Standard & Poor's) dio a conocer su monitor de las instituciones financieras en América Latina para el tercer trimestre del presente año, estudio que concluye, entre otras cosas, que el crecimiento económico lento más las altas tasas de interés, está mermando la capacidad adquisitiva de los hogares de la región.
En el estudio en comento, se proyecta un crecimiento general del Producto Interno Bruto de sólo 0.9%, visualizando una recuperación gradual a mediados de 2024. Por lo que respecta a nuestro país, la esperanza de crecimiento se estanca en 1.3% para 2023 y de 1.7% para 2024, respectivamente. Con relación al crédito que es necesario para la estabilidad económica de todo país, S&P proyecta de manera alentadora para México un leve crecimiento de 8%, tanto para finales de este año como para todo 2024, siendo Brasil la referencia en este apartado, con un crecimiento de 10% para el mismo año.
El panorama aún luce complicando en nuestro país a pesar de los indicios de recuperación de la economía nacional y el control momentáneo de la inflación general a tasa anual que cerró en 6.25% en abril, pero que, tristemente, la subyacente aún se mantiene por arriba de 7.5% a tasa anual. Lo anterior sin tomar en cuenta que la tasa de interés sigue siendo atractiva para los inversionistas de instrumentos de deuda o Cetes a largo plazo.
Estas situaciones, más la complejidad nacional actual, lamentablemente mantendrán los niveles de inversión moderados a bajos. Recordemos que la inversión, tanto nacional como extranjera, se ha consolidado como eje clave del crecimiento económico del país. Gracias a la inversión se generan empleos, se desarrollan tecnologías, se genera ventaja competitiva y se incrementa la producción. En documento oficial del gobierno federal que se encuentra disponible por medio de la Secretaria de Economía (https://www.economia.gob.mx/files/Proyecto-Preguntasfrecuentes.pdf), se menciona que México es el segundo receptor de inversión extranjera directa en América Latina y, por ende, uno de los objetivos del gobierno de México es mantener al país como uno de los principales destinos de las inversiones del sector productivo.
Por lo tanto, debemos generar como nación un sistema regulatorio que proteja e incentive las inversiones nacionales e internacionales, no que genere miedo e incertidumbre.
Académico de la Universidad del Valle de México, Campus Zapopan