Como es sabido, este 23 de marzo la Reserva Federal de Estados Unidos decidió aumentar 25 puntos base su tasa de referencia, pasando de un 4.5% a 4.75%, situación que no se veía desde el 18 de septiembre del 2007. Debemos recordar que estas alzas son medidas contra la inflación. Por lo general, en nuestro vecino del norte, cuando la inflación supera 2% anual, el banco central aumenta la tasa de interés para lograr mantener o, en su caso, atraer inversores extranjeros y con ello lograr que su moneda se aprecie.

Por su parte, a principios de marzo, el banco central de Canadá mantuvo su tasa de interés en 4.5%, mientras que Brasil la sostuvo en 13.75%. Como podemos observar en ambos países la decisión importante que se debe rescatar es la de no aumentar su tasa de interés. Pero, ¿qué significa esto?, ¿la inflación empieza a ceder?, ¿la economía empieza a estabilizarse? La respuesta, lamentablemente, es no. En el informe de la Reserva Federal estadounidense se advierte que aún hay mucho que hacer y que la inflación no ha cedido en términos importantes.

El próximo 30 de marzo, el Banco de México debe emitir su anuncio sobre la política monetaria, específicamente la tasa de interés, y como nos tiene acostumbrados, lo más seguro es que seguirá la política de la Reserva Federal. Más aún si tomamos como referencia la inflación, que para el mes de febrero tuvo una variación de 0.56% con respecto a enero del presente año, posicionándola en 7.62% a tasa anualizada. La inflación subyacente no es la excepción, sino por el contrario, sigue siendo un foco rojo de alarma toda vez que esta tuvo una variación de 0.61% dejándola en 8.29 % anual.

Partiendo de la información mostrada en párrafos anteriores, lo más probable es que el Banco de México aumente de nueva cuenta la tasa de interés, como mínimo, en 25 puntos base, quedando en 11.25%. Pero si tomamos en cuenta la proyección de crecimiento y la magnitud de la inflación subyacente, entonces el banco central debe aumentar 50 puntos base, dejándola en 11.50%.

Por último, recordemos que tasas de interés tan elevadas tienen por objetivo disminuir la oferta de dinero (minimizando su circulación), incentivando el ahorro, atrayendo inversionistas. Pero también provocan, entre otras cosas, que la moneda aumente su valor en el mercado internacional, lo que no es del todo bueno para una economía como la mexicana que depende en gran medida del comercio exterior. Si a esto le sumamos que los prestamos se reducen, debido a que el pago del recurso más sus intereses se vuelve impagable, la situación se complica, y ni hablar de la morosidad o falta de liquidez para nuevos proyectos.

La salud económica del país está en la circulación del dinero, en la confianza en el futuro, en los préstamos para las personas físicas y jurídicas colectivas que usan ese recurso para generar más dinero, en la posibilidad y facilidad de pago de estos. Podría ser momento de mantener nuestra tasa de interés sin aumento. El crecimiento económico está en la política monetaria de un país que incentive, regule y cuide la posibilidad de un mejor futuro.

Académico de la Universidad del Valle de México, Campus Zapopan

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