Un tema que debería de ser obligatorio en las propuestas y debates de los candidatos es cómo fomentar la “Resiliencia” de todos en contra del Crimen Organizado Transnacional (COT). Si la resiliencia de México en contra de la delincuencia no mejora, seguramente el próximo gobierno fracasará en su lucha contra la criminalidad y en recuperar la paz. La Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC, por sus siglas en inglés) reveló, en enero pasado, su “Índice Global de Crimen Organizado 2023”. Este informe desglosa la resiliencia frente al crimen organizado mediante un prisma multidimensional que engloba desde estrategias gubernamentales hasta emprendimientos comunitarios, pasando por la eficacia de los sistemas de justicia y seguridad.

Define la resiliencia como la capacidad de un país para resistir y desarticular las operaciones del crimen organizado a través de un amplio espectro de medidas —políticas, económicas, jurídicas y sociales— implementadas tanto por entes estatales como por actores no gubernamentales. El Índice evalúa esta capacidad utilizando doce indicadores que incluyen la gobernanza, la transparencia gubernamental, la legislación nacional, las fuerzas de seguridad, el sistema judicial, el apoyo a víctimas y testigos, así como las acciones preventivas.

Para México, el escenario es descrito como excepcionalmente retador. Este estudio coloca a nuestro País en una categoría de muy alta criminalidad y baja resiliencia, exponiéndolo a repercusiones económicas y sociales de largo plazo por parte del crimen organizado.

Este panorama resalta los desafíos en la adhesión a los valores democráticos y la protección del Estado de Derecho, mermando la capacidad del país para enfrentar el crimen organizado de manera efectiva. La integración de actores criminales en estructuras estatales emerge como un factor crítico que contribuye a esta debilidad, resultando que dichas entidades minan la fortaleza del Estado para combatir el crimen.

El estudio sugiere que existe una correlación directa entre una mayor resiliencia al crimen organizado y niveles elevados de participación democrática. Para robustecer la resiliencia frente al crimen organizado en México, es imperativo adoptar un enfoque multifacético que contemple:

- Fortalecimiento Institucional: Optimizar la eficacia y la transparencia del sistema judicial y los organismos de seguridad.

- Participación Comunitaria: Estimular la implicación ciudadana y el fortalecimiento de la sociedad civil, promoviendo una cultura de resistencia y prevención.

- Políticas Holísticas: Desplegar políticas dirigidas a las raíces del crimen organizado, incluyendo la desigualdad social y económica.

- Cooperación Internacional: Establecer alianzas con otras naciones para intercambiar prácticas exitosas y reforzar las respuestas transnacionales al crimen organizado.

La batalla contra el COT demanda una colaboración constante y coordinada entre el gobierno, la sociedad civil y la esfera internacional. Concentrándose en potenciar la resiliencia mediante un compendio de medidas de seguridad, judiciales, sociales y políticas, México puede encaminarse hacia un porvenir más seguro y estable. Este abordaje no solo mitigará los síntomas del crimen organizado, sino que también atacará sus causas fundamentales, propiciando el surgimiento de una sociedad más equitativa y resiliente.

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