En la entrega anterior señalamos que, la globalización del uso de internet generó las condiciones para que las organizaciones criminales y los grupos terroristas modifiquen la forma en la que operan y utilicen cada vez más la red pública y la red oscura.
En efecto, la delincuencia organizada trasnacional se ha compartimentado en pequeños grupos que utilizan la Dark Web para la venta de estupefacientes, como el sitio web “Street Market” localizado por el operativo DisrupTor, encabezado por el FBI, puso al descubierto la capacidad del Cartel Jalisco Nueva Generación para abastecer el mercado de drogas a nivel mundial mediante el uso de esas tecnologías.
Este sitio atendía aproximadamente a 5,400 vendedores de drogas quienes distribuían sus productos a 1.1 millones de personas en la Unión Europea. Las transacciones se hacían con moneda digital que se colocaba en empresas fantasma, se localizaron servidores sin nombre y con el rastreo de lugares vía satélite se ubicaron inmuebles fachada para llevar a cabo el trasiego de droga. Igualmente, ha propiciado y ampliado el tráfico de armas y personas, por el cual los cárteles mexicanos han aumentado su capacidad de fuego y expandido su presencia territorial y blanqueado sus recursos.
Es mediante la extorsión, la amenaza y la corrupción, que la DO intenta consolidar su presencia en México, buscando el control político y económico de los municipios y estados. Por otra parte, los grupos terroristas en el mundo han optado por participar en actividades delictivas y narcotráfico para mantener su operación, por lo que es previsible que busquen alianzas con los cárteles mexicanos.
Esta asociación puede materializarse, existen antecedentes al respecto en Asía y África. Aprovechan su posición, capacidades y el internet les ofrece el espacio para comunicarse, coordinarse y ejecutar eficientemente sus operaciones. Con la llegada de nuevas tecnologías, como la “5G”, serán capaces desde un dispositivo móvil de acceder a la Dark Web y controlar toda su actividad.
Las alianzas entre estos grupos son por proyecto y objetivo, pero pueden persistir en el tiempo. El tráfico de droga, armas y personas constituyen sus objetivos comunes. La delincuencia organizada busca el beneficio económico, los grupos extremistas su fuente de financiamiento. En el futuro pudieran compartir otros objetivos, como el propio terrorismo, el control político y la dominación religiosa.
La consecución de estos objetivos por la delincuencia, depende de la capacidad de los gobiernos y de la sociedad civil para enfrentarlas. La corrupción, las debilidades institucionales en materia de inteligencia y la falta de una política criminal adecuada facilitan la consolidación de estos grupos. México se encuentra ante un reto mayúsculo, la presión de nuestros vecinos de América Latina por utilizar nuestro territorio para llegar a los Estados Unidos, y los grupos criminales que pretenden utilizarlos como cobertura para traficar droga, complican el problema.
Celebramos la política de poner fin a la inútil guerra contra el narcotráfico y que se estén atendiendo las causas de origen, pero la DO debe ser enfrentada y sometida al orden legal, deteniendo su expansión territorial y en el ciberespacio. Evitemos que se afecte más la paz y tranquilidad de los mexicanos y se generen problemas con los EUA y otros países.