Este 23 de mayo se cumplieron 30 años de la muerte de Giovanni Falcone en la llamada “masacre de Capaci”. La historia mundial de la lucha contra las mafias y del crimen organizado, debe reconocer un antes y un después de la actuación del Magistrado Falcone. Media tonelada de dinamita bajo un puente carretero fue necesaria para silenciar al insigne Magistrado. Poco tiempo después, su sucesor Paolo Borsellino, quien fuera su compañero y amigo de la infancia, fue ejecutado.
Su carrera en la procuración de justicia italiana hace coincidir a ambos magistrados; Borsellino investigaba la muerte en manos de la mafia del Carabiniere Emanuele Basile y Falcone perseguía una posible asociación delictuosa de la empresa de construcción Sportola. El entorno estaba marcado por una guerra entre mafias y asesinatos de políticos, policías, militares, religiosos y empresarios. Las mafias italoamericanas crecían y se iniciaban en el tráfico de estupefacientes. Los métodos tradicionales de investigación criminal resultaban obsoletos.
En ese entorno, Falcone afirmaba que, la DO podía ser derrotada, con la ley en la mano. Realizó el maxi proceso, persiguió y encarceló policías, militares, políticos, sacerdotes, empresarios y toda clase de mafiosos, logrando que se procesaran a 475 acusados y se alcanzaran 360 condenas. El Magistrado revolucionó la investigación criminal y estableció las bases para la cooperación e intercambio de información entre los países. Se destacó por incorporar datos sobre la información bancaria, financiera y corporativa de las personas físicas y jurídicas, lo que ayudó de manera predominante a conocer quiénes estaban atrás de la administración del dinero que le aseguraba a la DO permanencia y poder corruptor; en general, estableció las bases de lo que hoy es la Convención de Palermo.
Los cambios políticos en Italia ocasionaron que el apoyo a Falcone disminuyera a tal grado que sale de Palermo para irse a la capital. No obstante, logra regresar a prisión a diversos delincuentes liberados e incorpora un sistema de rotación de jueces de la Corte Suprema que permitió la confirmación de sentencias históricas. Todo ello, originó la venganza por parte de la DO, pero no fue sino hasta su homicidio, que la sociedad italiana empezó a cambiar, cerrando los espacios a la mafia.
El mundo no puede olvidar las valiosas aportaciones surgidas en esa época en el combate a la DO. En nuestro país, la infiltración de los grupos criminales en muchas ramas del gobierno y la sociedad, constituyen la amenaza más seria a la estabilidad del Estado Mexicano. Para conjurarla, la sociedad debe concientizarse y denunciar la corrupción y a la DO. No basta que el gobierno encarcele a los líderes criminales. La estructura financiera y operativa de las organizaciones criminales es tan compleja y está interrelacionada con las actividades lícitas de la sociedad, que es imprescindible que la propia sociedad les cierre los espacios y los denuncie.
Esperamos que esta conmemoración del atentado contra el Magistrado Falcone nos sirva para que la sociedad mexicana tome consciencia de la gravedad del fenómeno que sufrimos, y no sea necesario un magnicidio, para que se decida a enfrentarlos. El binomio de sociedad-gobierno es el único camino cierto en el combate a la DO, la historia nos lo ha demostrado.