Desde mis tiempos de estudiante, siempre me llamó la atención el funcionamiento de los sistemas parlamentarios. Recuerdo mi interés por los diversos mecanismos y lógicas de rendición de cuentas bajo este arreglo político y el papel central que desempeñan los parlamentarios, al tener la posibilidad de reelegirse de forma indefinida (al menos en el caso del Reino Unido). La reelección indefinida permite que los legisladores tengan carreras más sólidas y especializadas, al tiempo que conlleva la enorme responsabilidad de la representación. Por esto, resulta fundamental la preparación para competir en elecciones y ganarse su escaño, en particular, en caso de una disolución del gobierno que no está contemplada en un calendario electoral.

Otra característica destacada del sistema británico es el llamado “gabinete “sombra”, compuesto por un grupo de parlamentarios elegidos como portavoces de la oposición para cada ministerio, de esta manera, se incentiva la especialización y el escrutinio público en termas que trascienden de la arena político electoral. También vale la pena rescatar los debates con el Primer Ministro en el parlamento los miércoles de cada semana, conocido como “Question Time” en el que ambas partes, gobierno y oposición llegan preparados para cualquier tipo de cuestionamientos. Y por si fuera poco, cualquier ciudadano puede asistir a estas sesiones abiertas. Se trata de un mecanismo de rendición de cuentas admirable. Los debates pueden tornarse álgidos y apasionados, pero siempre respetando la investidura de la institución. Imaginemos un México en el que pudiéramos debatir en forma abierta con el presidente de la República de forma semanal sobre los temas más urgentes para el país como la situación económica, la seguridad o la libertad de expresión. En contraste con lo que ocurre en otras latitudes, en nuestro país debemos esperar a la glosa del informe de gobierno cada septiembre para conocer el estado real de las cosas. Lo mismo ocurre en el caso de las comparecencias de los secretarios de Estado, pues si bien unos llegan al pleno, otros únicamente se presentan en comisiones sin que ahí sean interpelados con verdadera honestidad y apertura. La etimología de la palabra parlamento, que proviene del francés parler o hablar, que a su vez deriva del latín parabolare, que significa conversar. Tal vez lo que nos hace falta es algo tan elemental como potente, parlar.

Las reflexiones antes mencionadas me surgieron tras una gira de trabajo que emprendí en Inglaterra donde pude conocer a diversos parlamentarios miembros de la Cámara de los Comunes y Lores. Una de las experiencias más enriquecedoras de este viaje de trabajo fue el intercambio con Jeremy Corvyn, ex presidente del Partido Laborista y gran amigo de México. Agradezco a mi amigo Dan Carden, parlamentario del partido laborista que representa al distrito de Liverpool, la tierra de los Beatles y uno de los sitios más emblemáticos del Reino Unido caracterizado por la lucha sindical. Dan, quien al igual que yo es miembro de la Unión Interparlamentaria (UIP), me invitó a recorrer su distrito. Al hacerlo, recordé mi propia oficina en la Cuauhtémoc y comprobé que, a pesar de estar en dos continentes distintos, nos une la vocación de servicio público y el privilegio de representar a la gente.

Me complace mucho compartir que en el mes de septiembre una delegación de parlamentarios ingleses visitará nuestro país. Será un gusto recibirlos en la Cámara de Diputados. Finalmente, quiero aprovechar este espacio para reconocer el trabajo y apoyo del Embajador del Reino Unido en México, de la Unión Interparlamentaria, la Cancillería mexicana y de la Cámara de Diputados por su trabajo para facilitar esta visita. Esta como otras visitas, la he realizado bajo mis recursos propios.

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