Arrancó ya el tercer y último año de ejercicio de la LXIV legislatura y lo hizo presidida por el PRI, como la legalidad marcaba, y con una mesa directiva integrada mayoritariamente por mujeres, como corresponde a la legislatura de la paridad de género. Arranca, además, en plena pandemia de Covid-19, que se ha prolongado ya por casi 6 meses desde que la Organización Mundial de la Salud la decretara como tal el 11 de marzo de este año. La operación de la Cámara en los próximos meses será muy distinta a lo que estamos acostumbrados ya que por primera vez en la historia de nuestro país se permitirá la participación y votación de los diputados de manera remota, por medio de plataformas tecnológicas.
Tras un análisis exhaustivo de las adaptaciones operativas que han llevado a cabo otros parlamentos en el mundo, la Cámara de Diputados adoptó un nuevo reglamento que posibilita el voto electrónico y la participación a distancia de los legisladores en las reuniones de comisión o en las sesiones en el pleno. Este nuevo reglamento está diseñado en cumplimiento estricto del espíritu de la Constitución que mandata la concurrencia de los legisladores en un número de al menos la mitad más uno para poder decretar el quórum. La novedad radica en la interpretación del término concurrir, que se amplía para incluir la concurrencia en el espacio virtual por medio de plataformas digitales. A fin de posibilitar dicha concurrencia virtual con las condiciones de ciberseguridad necesarias se distribuyeron teléfonos especiales con controles de identificación biométrica para poder registrar asistencia y votar. Las participaciones se harán mediante pantallas habilitadas en el pleno o las salas de juntas donde sesionen las comisiones, según corresponda.
En las sesiones de comisión la concurrencia física máxima será de una cuarta parte de los integrantes de cada una, aunque la misma puede ampliarse para asegurar la participación en esta modalidad de al menos un representante por grupo parlamentario. En el pleno, la regla se invierte para requerir la presencia física de al menos una cuarta parte de los integrantes de la Cámara, es decir 127 diputadas y diputados, distribuidos de manera proporcional por grupo parlamentario para que la presencia física corresponda a una cuarta parte de cada bancada (al PRI, por ejemplo, le corresponden 12 espacios, sin contar a los tres integrantes de la mesa directiva). Por disposición reglamentaria, queda prohibido discutir y votar en modalidad semipresencial aquellos asuntos que requieran mayoría de dos terceras partes para su aprobación, así como el nombramiento de servidores públicos de otros poderes y de los órganos constitucionales autónomos.
Esta solución intermedia, que combina elementos de las adoptadas en Argentina, Alemania, Chile, España, y el Reino Unido, se impone por la necesidad de guardar las medidas sanitarias de sana distancia, pero reconociendo la importancia de una presencia física mínima para el buen desarrollo de los trabajos legislativos. Con estas medidas que hace apenas un año parecerían tomadas de una película de ciencia ficción se hará posible la continuidad en la operación del Congreso en un momento de la historia que está llamado a desempeñar un papel vital para hacer frente a los desafíos de la pandemia. El tema principal en las próximas semanas será la aprobación del Presupuesto 2021, que ya se ha anunciado como un presupuesto extremadamente limitado para hacer frente a la peor crisis desde hace casi 100 años. Como sucede en cualquier hogar cuando pega la crisis, el gobierno tendría que renunciar a lujos y caprichos para destinar el poco dinero disponible a lo más importante: la salud y el empleo de los mexicanos.
Diputada Federal
@cynthialopezc1