Un análisis objetivo de los cambios en el Anexo 13 del PEF 2021, que detalla las erogaciones para la igualdad entre mujeres y hombres, arroja un panorama ambivalente. De entrada, es de celebrar que el monto total destinado al rubro no solamente no disminuye, sino que registra un aumento cercano al 20% en términos reales, al pasar de 103 mil millones de pesos a 128 mil millones de pesos. Sin embargo, el diablo está en los detalles y en este caso se muestra en la tendencia a concentrar los aumentos en pocos programas y debilitar al resto. Una primera aproximación para ordenar el análisis consiste en centrarse en las variaciones más importantes, tanto al alza como a la baja, entre lo asignado este año y lo presupuestado para el próximo.

La gran mayoría de los programas existentes sufren recortes en sus gastos de operación, que son compensados en la cifra agregada por una mayor concentración de recursos en programas emblemáticos. El grueso del aumento se lo lleva la Secretaría del Bienestar, con cerca de 20 mil millones de pesos adicionales etiquetados para las pensiones para adultos mayores. Otro sector que resulta beneficiado es Agricultura y Desarrollo Rural, con un aumento de 25% distribuido en programas de precios de garantías, entrega de fertilizantes y otras acciones de fomento a la producción. En educación, se asignan mil millones adicionales para las becas Benito Juárez y 600 millones para Jóvenes Construyendo el Futuro, lo que se traduce en un aumento en términos reales del 6.4% para el sector.

Por el lado de las pérdidas, destacan 12 programas que pierden todo su presupuesto y, por lo tanto, dejarán de existir, incluyendo cinco en el sector educativo cuya desaparición resulta particularmente preocupante: el Programa Nacional de Convivencia Escolar que servía para combatir la violencia en las escuelas, el Programa de Fortalecimiento de la Excelencia Educativa y tres programas focalizados para atender a personas con discapacidad, población indígena y población migrante. Sería importante conocer los motivos para eliminar estos programas, particularmente de los que estaban registrando buenos resultados en las evaluaciones. Uno de los pocos cambios que logramos impulsar fue el rescate del Programa Escuelas de Tiempo Completo, con los mismos 5 mil millones de pesos que tuvo para el año en curso, aunque el gobierno insistió en desaparecer la clave presupuestal lo cual hace pensar que el año próximo volverán a intentar desaparecerlo.

En una nota más optimista, destacan tres programas de nueva creación con asignaciones importantes. Primero, un programa de apoyo financiero a microempresas familiares al que se le asignan mil quinientos millones de pesos. En segundo lugar, se crea un programa de vivienda social con un presupuesto cercano a los dos mil millones de pesos. Y finalmente, destaca la asignación de 405 millones de pesos a un programa de apoyo para refugios especializados para mujeres víctimas de violencia de género, sin que se tradujera en una reducción del programa de salud materna, sexual y reproductiva como se había propuesto originalmente.

En resumen, el saldo neto del presupuesto para las mujeres es ambivalente: por un lado, registra señales preocupantes en la desaparición de algunos programas, pero también un esfuerzo real por mantener un compromiso presupuestal con la agenda de género aún en tiempos de crisis. A pesar de tener los números en contra, las legisladoras de la oposición logramos rescatar las escuelas de tiempo completo y revertir la disminución en el programa de salud materna. La defensa de programas emblemáticos para la igualdad sustantiva es un logro de la legislatura de la paridad.

Agradezco a mi compañera de Comisión, Verónica Sobrado, por su valioso apoyo para fundamentar este análisis.

Diputada Federal 
@cynthialopezc1 

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