El pasado 15 de octubre fui reconocida con el prestigioso premio Cremer-Passy como parlamentaria del año en el marco de la 145ª Asamblea de la Unión Parlamentaria (UIP) celebrada en la ciudad de Kigali, Ruanda, por mi trabajo en favor de la incorporación de cuotas de jóvenes en la Ciudad de México y mi compromiso con impulsar esta causa a nivel mundial. Este premio se otorga anualmente un parlamentario o grupo de parlamentarios que realizan una contribución destacada a la defensa y promoción de los objetivos de la UIP y que contribuyan a un mundo más unido, justo, seguro, sostenible y equitativo. Este año tuve el honor de compartir esta distinción con parlamentarios de Ucrania, por su trabajo en la búsqueda de la libertad de su país.
Me siento profundamente agradecida, honrada y orgullosa de recibir este premio no sólo por ser la primera mujer en el mundo en obtenerlo, también porque para mí representa un reconocimiento a la lucha de mi generación. En el mundo, sólo el 2.8 por ciento de los parlamentarios son menores de 30 años , a pesar de que los jóvenes representan el mayor sector de la población y son, también, uno de los grupos con el mayor potencial de cambio social. Mi experiencia como legisladora me ha permitido tener una sensibilidad particular en relación este tema, pues como mujer y como joven no ha sido fácil incursionar en el mundo de la política. En más de una ocasión enfrenté discriminación por mi edad y género y muchas veces mi voz no era escuchada como me hubiera gustado. Afortunadamente, nunca desistí de mi sueño de representar y servir a mi México.
Aún recuerdo que a los ocho años visité por primera vez la Cámara de Diputados durante una excursión organizada por la escuela. Fue mi primer contacto con el mundo de la política y, desafortunadamente, comencé a sentirme mal durante la visita. Entonces, llamaron a mi mamá para que me recogiera y recuerdo haberle dicho: “mamá, te prometo que algún día regresaré a la Cámara y me dedicaré a servir a México”. Hoy, más de 25 años después, he tenido el privilegio de servir como legisladora a nivel local y federal en cuatro ocasiones. El camino hasta aquí ha sido arduo y desde muy joven comencé a trabajar para lograrlo. Hoy, puedo decir que me siento agradecida con mi partido por abrirme las puertas y permitirme crecer dentro de él. Además, estoy profundamente orgullosa porque comprobé que, a pesar de no pertenecer a ningún linaje político y empezando desde abajo, con trabajo, esfuerzo y dedicación es posible abrir brecha y lograr cambios significativos.
Además, estoy muy agradecida porque desde hace varios años ya he tenido la fortuna de ser miembro de la Unión Parlamentaria, la organización de parlamentarios más grande en el mundo. En el seno de la UIP he tenido la oportunidad de conocer e intercambiar con otros parlamentarios, conocer sobre las realidades de sus países y aprender sobre modelos de buenas prácticas en otras latitudes. Este foro también ha sido el espacio idóneo para impulsar la agenda de jóvenes en el mundo. Por esto quiero aprovechar este espacio para agradecer a su liderazgo, a su presidente Duarte Pacheco y a su secretario Martin Chungong, así como a todos mis amigos y colegas parlamentarios que han asumido la causa de los jóvenes junto conmigo. Estoy convencida de que la representación y la participación política de los jóvenes es clave en la consolidación y funcionamiento de cualquier sistema democrático.
Este premio es una prueba de que no estamos solos y que nuestro trabajo no ha pasado desapercibido: la Unión Parlamentaria reconoce nuestros esfuerzos y el de todos los jóvenes interesados en la política. El reconocimiento también reafirma mi convicción de seguir luchando por el derecho de los jóvenes a votar y ser votado, por lograr bajar la edad mínima requerida para acceder a posiciones de elección popular, por la posibilidad de ejercer liderazgo y garantizar la presencia efectiva en órganos de decisión a todos los niveles. Y para asegurar de que la voz de la juventud se escuche en todo el mundo, alto y claro para los tomadores de decisiones.
Hoy, este reafirmo mi compromiso con México. Trabajar por mi país es mi inspiración y mi pasión. Considero el más alto de los honores poder representar a mi país en otras partes del mundo y es con humildad y agradecimiento que recibo este premio en representación de todos los jóvenes parlamentarios y las próximas generaciones que están cambiando el mundo.
Diputada federal