Cynthia López Castro

¡Paremos los libros de cuarta!

NO UTILIZAR Cynthia López Castro. Foto: EL UNIVERSAL
16/08/2023 |03:28Cynthia López |

En muchas localidades de nuestro país, los libros de texto gratuitos siguen siendo la principal herramienta de apoyo a la educación con la que cuentan las niñas, los niños y sus maestras. El Estado mexicano hace un esfuerzo descomunal para hacerlos llegar hasta a los rincones más recónditos de la República. Se espera que estos libros contengan el contenido más avanzado, cuidado y confiable que sean capaces de producir los especialistas curriculares de este país. Por eso es una infamia el descuido y el desprecio por el conocimiento con el que este gobierno ha abordado la delicada tarea de renovarlos.

Si bien la actualización permanente de planes, programas y materiales educativos es una necesidad impuesta por el avance vertiginoso del conocimiento y de las ciencias de la educación, es triste ver que la oportunidad se desaprovecha por las limitaciones de funcionarios con sesgos y filias inconfesables. Un proceso que debe ser participativo y acompasado se hizo a las carreras, sin pilotaje ni revisiones, sin la participación de expertos y sin un método y una secuencia reconocibles.

Los errores de hecho y lógica elemental, como los relativos al natalicio de Benito Juárez y el orden de los planetas en el sistema solar, no dejan de ser vergonzosos, pero cabe suponer que son involuntarios, producto de la incompetencia y el descuido con el que suelen conducirse todas las tareas gubernamentales en este sexenio. También son sintomáticas de la improvisación y falta de propósito pedagógico las maquetas sobre funciones reproductivas, que son vulgares y no constituyen una auténtica educación sexual.

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Más dañina resulta la filosofía oscurantista, parcial, revanchista, ventajosa y falaz que recorre, esa sí con dolo y con mala fe, la reconstrucción de episodios históricos como el asesinato de Eugenio Garza Sada, la elección de 2006, la tragedia del colegio Rébsamen o el silencio ominoso sobre la caída de la línea 12 del metro. Los adoradores del Che Guevara se tomaron muy a pecho la patraña, insostenible en democracia y en plena era del conocimiento, de que la historia la escriben los vencedores.

Pero lo más grave de todo, desde mi punto de vista, es la intención de enquistar desde la niñez el prejuicio y la división entre los mexicanos. Con ejercicios que pretenden transmitir posturas ideológicas trasnochadas, como el obligar a los estudiantes a asumir roles de opresores y oprimidos, el gobierno busca afianzar la polarización y el encono que alimenta todos los días y del que pretende aferrarse para permanecer en el poder.

Al reproducir estos prejuicios, los libros de texto son contrarios a la Constitución, que mandata como criterio para orientar la educación pública que esta se base en los resultados del progreso científico y luche contra la ignorancia, los fanatismos y los prejuicios. Vulneran también el mandato de ser democráticos, de evitar las hostilidades y los exclusivismos y de contribuir a la convivencia humana fortaleciendo el interés general de la sociedad, la fraternidad y la igualdad de derechos.

Nuestra Constitución exige que los libros de texto, como herramienta básica de la educación pública, sean una fuerza a favor del conocimiento, el progreso y la igualdad, pero en manos de este gobierno se han convertido en un acto de propaganda. Existen elementos para frenar su distribución, como lo muestran los numerosos amparos promovidos por los padres de familia y admitidos por el poder judicial. En su versión actual, los libros de texto son poco más que inservibles, aunque podrían recuperar un poco de valor pedagógico si se utilizan para promover la campaña de reciclaje más grande de la historia de México.

No podemos permitir que el gobierno continúe con la distribución de estos libros contrarios a la Constitución. Si estás de acuerdo conmigo te invito a que te sumes a la próxima resistencia social y clausura simbólica de las instalaciones de la SEP el próximo 21 de agosto.

Diputada federal

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