La Ley de Ingresos de la Federación, también conocida como LIF, es parte del paquete económico que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público prepara anualmente para el siguiente ejercicio fiscal y aglutina al conjunto de regulaciones en materia de ISR, IVA, IEPS y al Código Fiscal de la Federación. En otras palabras, en la LIF el gobierno federal detalla todos los ingresos que prevé obtener, así como su fuente, por ejemplo, el pago de impuestos, aprovechamientos, ingresos petroleros, derechos, entre otros. Cada año, las leyes en materia fiscal sufren una serie de modificaciones que son analizadas y aprobadas por el Legislativo, previo a ser dadas a conocer a los contribuyentes, quienes son responsables de cumplir con sus obligaciones fiscales en tiempo y forma.
El pasado 21 de octubre la Cámara de Diputados aprobó en lo general y en lo particular el dictamen con proyecto de decreto que expide la LIF y apenas el 26 de octubre pasado lo hizo el Senado. Grosso modo, la LIF para 2022 se basa en indicadores muy optimistas, como un aumento de 4.1% del producto interno bruto (PIB), la ausencia de aumentos fiscales y la promesa de mantener la "austeridad y prudencia". Se prevén ingresos por un total de 7.088 billones de pesos –mayores a los 6.295 billones de pesos de 2021–, que provendrán de tanto ingresos presupuestales (que corresponden al cobro de impuestos, la venta de hidrocarburos y otros flujos de recursos propios de la operación diaria del gobierno), como de financiamiento o deuda pública. Además, se proyecta una recaudación federal por 3.728 billones de pesos, es decir, un aumento del 7.3% con respecto a este año.
En términos generales, la estructura de la LIF para 2022 es similar a la de años anteriores; incluso, algunos analistas la han calificado como una propuesta “inercial” y con pocas sorpresas. Es verdad que la LIF para 2022 no es innovadora ni progresista, sin embargo, introduce algunas modificaciones que vale la pena subrayar, en especial en lo que se refiere la facilitación del pago de impuestos para los mexicanos.
En primer lugar, destacan los ajustes a la Ley del Impuesto sobre la Renta o ISR con la creación del Régimen Simplificado de Confianza para personas físicas con actividad empresarial, profesionistas, arrendatarios y los que se dedican al sector primario. Este régimen establece cuotas fijas basadas en los ingresos y elimina algunos trámites para cumplir con las obligaciones en materia de ISR, al pasar a un cálculo automatizado con información pre-cargada. Esto con el propósito de eliminar espacios de evasión y elusión fiscales. También merece una mención especial la incorporación de todos los jóvenes mayores de 18 años al Registro Federal de Contribuyentes sin importar su actividad económica.
En materia de IVA, una de las propuestas que más atención mediática recibió es la tasa cero del IVA a los productos higiénicos de gestión menstrual. Sin duda, se trata de una medida en la dirección correcta que cuida la economía de todas las mujeres del país. También en este rubro, vale la pena subrayar que los legisladores de Morena rechazaron otorgar el mismo trato preferencial a los cubrebocas, una propuesta que presentamos diputados de grupo parlamentario del PRI con base el hecho indiscutible de que la pandemia por Covid-19 no ha terminado y los cubrebocas se han convertido en un producto de primera necesidad para toda la población.
Por otro lado, en relación con los ingresos del sector energético –integrado por Pemex, CFE y el Fondo Mexicano del Petróleo–, se estiman en 5.3% del PIB, lo que representa un aumento real de 7.3%. El cambio se explica por mayores ingresos petroleros (12% más que en 2021), con una plataforma de producción pronosticada de 1,826 miles de barriles diarios con un precio por barril de $55.1 USD, cifra significativamente mayor que los $44 USD de 2021.
No cabe duda de que los cálculos de la SHCP se fundamentan en las predicciones más optimistas posibles sobre el desempeño de la economía. Aunque el pronóstico es congruente con el Fondo Monetario Internacional, también supera lo estimado por el Banco de México. En este sentido, vale la pena preguntar si realmente México contará con mayores ingresos en 2022, pues en caso de que no se cumplan todos los supuestos de Hacienda, las finanzas públicas enfrentarían importantes desafíos, más aún luego de la contracción de 8.5% del año pasado por la crisis del Covid-19.