Se avecina la discusión del presupuesto de egresos para 2021 en la Cámara de Diputados . Como secretaria de la Comisión de Educación una de mis principales batallas será abogar por salvar el Programa Escuelas de Tiempo Completo. En nuestro país existen actualmente poco más de 27 mil escuelas de tiempo completo, que benefician a más de tres millones y medio de estudiantes de educación básica. Eliminar este Programa, como se propone en el proyecto de presupuesto de egresos, sería un despropósito. Hay cinco razones fundamentales por las que debemos asegurarnos de que las escuelas de tiempo completo no sólo se mantengan, sino que se fortalezcan y amplíen.
En primer lugar, porque sirven para que las niñas y los niños aprendan más. Una medida aparentemente simple como aumentar la jornada escolar de 4 horas y media a 6 u 8, dependiendo de las condiciones, ha dado muestras de ser exitosa en la dimensión más importante: mejorar el aprendizaje. Al pasar más tiempo en la escuela, los niños pueden reforzar sus aprendizajes de las materias básicas, como matemáticas y español y también pueden tomar clases adicionales de inglés y de deportes. Mientras más tiempo pasan estudiando en escuelas de jornada ampliada más se refleja en sus resultados académicos.
En segundo lugar, porque se han consolidado como un mecanismo eficiente para combatir el hambre y la desnutrición infantil. En la mitad de las escuelas de tiempo completo se brindan servicios de alimentación nutritivos para un millón y medio de estudiantes, principalmente en comunidades rurales y de alta marginación. Además de ser una meta valiosa por sí misma, una mejor alimentación se traduce en un mejor desempeño escolar y la promesa de un mejor futuro. Los comedores escolares también generan un mayor sentido de comunidad en torno a las escuelas con la participación de las madres de familia en la provisión de los servicios.
En estrecha relación con los dos puntos anteriores, la tercera razón por la que es vital mantener las Escuelas de Tiempo Completo es porque han logrado reducir las brechas de desigualdad en el sistema educativo. Por diseño, la mayoría de estas escuelas están en comunidades de alta marginación y es justamente ahí donde los resultados son más sorprendentes. Distintos estudios señalan que el impacto de pasar más tiempo en la escuela es mayor para los alumnos en comunidades marginadas y que sirve para cerrar las brechas de aprendizaje con el resto de los estudiantes.
Una cuarta razón fundamental, desde una perspectiva de género, es que este programa beneficia a las mujeres jefas de familia, quienes disponen de más tiempo para participar en el mercado laboral con la tranquilidad de que sus hijos están en la escuela, aprendiendo. Considerando que en la Ciudad de México hay 1,663 escuelas de tiempo completo que benefician a 634 mil estudiantes y que por lo menos el 35% de los hogares son monoparentales con jefas de familia, estamos hablando de alrededor de 220 mil jefas de familia que cuenta con esa tranquilidad tan solo en la Ciudad de México.
Finalmente, aunque no menos importante, las Escuelas de Tiempo Completo benefician directamente a las maestras y los maestros, quienes reciben un ingreso adicional por las horas en que se amplía la jornada escolar. La mayoría de los recursos de este programa se destina justamente al pago de los complementos para maestras y maestros, quienes se verán directa e inmediatamente afectados con su desaparición.
Escuelas de Tiempo Completo es un programa exitoso, que lleva operando desde hace más de 12 años con un número creciente de escuelas, niños, maestros y padres de familia beneficiados. Es también un programa popular: el 71% de la población respalda la ampliación de la jornada escolar. En lugar de discutir si desaparece o no, tendríamos que asegurarnos de que su financiamiento no pueda disminuir en términos reales año con año y que ninguna escuela que haya entrado al programa pueda ser dada de baja.
@cynthialopezc1