Uno de los síntomas más preocupantes de las modificaciones aprobadas por la Cámara de Diputados al Presupuesto de Egresos para 2020, fueron los recortes a la Suprema Corte de Justicia, la Judicatura Federal y los organismos autónomos. Entre ellos destaca el recorte de 1,075 millones de pesos al Instituto Nacional Electoral, equivalente al 8.6% de lo que el Instituto había solicitado para llevar a cabo sus funciones. Se trata de una medida injustificable que afectará de manera importante la operación del órgano electoral en un año que empiezan los preparativos para las elecciones de medio término. La única explicación para este asalto al INE es que Morena y sus aliados tienen miedo a perder en las elecciones de 2021.
La independencia del órgano encargado de organizar las elecciones es una precondición para la vigencia del proceso democrático. Contar con recursos suficientes es una condición necesaria para garantizar esa independencia. Es por eso que nuestro régimen jurídico da a los organismos autónomos la facultad de proponer sus propios presupuestos. Hasta este gobierno, la tradición republicana había consistido en respetar esas estimaciones. Ahora las cosas han cambiado, y para peor. La bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados ha decidido ejercer su mayoría para presionar al INE por la vía presupuestal, en lo que sólo puede entenderse como el primer embate para sofocar y eventualmente asfixiar la autonomía del Instituto.
La proporción más grande del presupuesto anual del Instituto (cerca del 30%) se destina a la expedición de credenciales para votar y la actualización del padrón electoral. El INE tiene proyectado expedir 16 millones de credenciales para votar el año próximo. En caso de que la reducción del 8% sobre el presupuesto total recayera sobre este rubro del presupuesto, el INE dejaría de expedir más de 4 millones de credenciales que dan identidad y permiten ejercer sus derechos políticos a idéntico número de mexicanos. Afortunadamente, los consejeros del Instituto Nacional Electoral han salido a anunciar que harán todo lo posible para evitar afectaciones a los ciudadanos, pero sin duda se trata de una empresa complicada.
Digámoslo claro, sin un INE autónomo no puede haber elecciones libres y justas. Las presiones de Morena y sus aliados contra el INE son un atentado contra la democracia y, por lo tanto, un atentado contra la libertad de los mexicanos. Si Morena tuviera confianza en sus resultados de gobierno, no les preocuparía competir en condiciones de equidad y de justicia en las próximas elecciones. Como saben que el país se les está yendo de las manos, están buscando la forma de capturar a los árbitros y alterar las reglas del juego para mantenerse en el poder, aunque pierdan la confianza de los mexicanos.
Diputada Federal.
@cynthialopezc1