Se cree que los principales síntomas de la diabetes han sido reconocidos desde hace alrededor de 3,000 años. Antiguos manuscritos egipcios que datan aproximadamente del año 1,550 antes de Cristo ya hablaban de este padecimiento; mientras que, en la India, alrededor del año 400 d.C., el médico Sushruta y el cirujano Charaka (400-500 d.C.) fueron capaces de identificar los dos tipos, que más tarde se denominarían diabetes tipo I y diabetes tipo II. Ellos determinaban si una persona tenía diabetes –la cual llamaban “orina de miel”– haciendo una prueba con hormigas, en la que analizaban si estas se sentían atraídas por la orina de una persona, en cuyo caso concluían que el diágnostico era positivo. La historia escrita atribuye las primeras descripciones completas de la enfermedad a Areteo el Capadocio, quien en el siglo I d.C. acuñó la palabra “diabetes” (en griego, “sifón”) con el significado de “descarga excesiva de orina”, para nombrar a la enfermedad.1

Al contar con muy pocos conocimientos sobre fisiopatología, los primeros remedios para la diabetes incluían recetas extravagantes como “aceite de rosas, dátiles, membrillos crudos, gelatina de carne de víbora, coral rojo, almendras dulces y flores frescas de ortigas”, que representaban una variedad de creencias y prácticas de la época. Durante el siglo XIX, la dieta y el ejercicio fueron el principal tratamiento de los médicos, y siguen siendo un componente elemental del tratamiento en la actualidad.2

Los siglos XIX y XX anunciaron grandes avances en la medicina en general y en el tratamiento de la diabetes en particular. Uno fue el descubrimiento de la insulina por el cirujano canadiense Banting y su ayudante Best. En 1922, Leonard Thompson se convirtió en la primera persona en recibir una inyección de insulina (en este caso de origen bovino) como tratamiento para la diabetes. Ese mismo año, dos científicos irlandeses del Trinity College de Dublín descubrieron la síntesis de un medicamento llamado metformina. Años más tarde, en la década de 1950, los médicos franceses Jean Sterne y Denise Duval descubrieron su potencial como tratamiento para la diabetes tipo II, al observar sus propiedades reductoras de la glucosa. Los resultados se publicaron en 1957 y el Ministerio de Sanidad francés aprobó por primera vez la metformina como tratamiento para la diabetes tipo II en 1959. Este descubrimiento cambiaría el curso del tratamiento de la enfermedad y mejoraría la vida de cientos de millones de personas en el mundo. En las décadas siguientes, se añadirían otros fármacos, como los inhibidores de la glucosidasa o los sensibilizadores a la insulina, con diferentes mecanismos de acción para permitir una mejor asimilación metabólica de los carbohidratos ingeridos.3,4

En la actualidad, es bien sabido que la diabetes es una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no puede utilizar eficazmente la insulina que produce, provocando un aumento en la concentración de glucosa en la sangre (hiperglucemia). La diabetes tipo I se caracteriza por la falta de producción de insulina; mientras que la diabetes tipo II es causada por un uso ineficaz de la insulina por parte del organismo. A pesar de todos los avances científicos que han permitido una mejor comprensión y tratamiento de la enfermedad, de acuerdo con un estudio reciente de The Lancet, con cifras a 2022, el número de adultos (de 18 años en adelante) que viven con diabetes en todo el mundo ha alcanzado los 828 millones, es decir, la cifra se ha cuadruplicado desde 1990. Los mayores aumentos se produjeron en países de ingresos bajos y medios del sudeste asiático, el sur de Asia, Oriente Medio y el norte de África y América Latina y el Caribe. Además, de acuerdo con este estudio, en 2022, 445 millones de adultos de 30 años o más con diabetes no recibían tratamiento (es decir, el 59% de los adultos de 30 años o más con diabetes).5

En nuestro país, un análisis reciente de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2000-2022, realizado por Dateras con el patrocinio de Merck, nos reveló numerosos aspectos socioeconómicos, educativos y de género relacionados con la diabetes en México. En particular, confirmó que la enfermedad afecta de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables de la sociedad: 25% de las personas con diabetes tienen un nivel educativo de primaria o inferior (la incidencia baja a 14% en personas con estudios de licenciatura o superiores); mientras que 30% es analfabeta (el porcentaje en personas que saben leer y escribir baja al 18%). El análisis también reveló que la incidencia de diabetes en mujeres es del 20% contra 16% en hombres; además de analizar las dinámicas dentro de los hogares, revelando que los cónyuges (hombres o mujeres) padecen más diabetes, con un 24% de prevalencia versus un 22% de los jefes o jefas del hogar. Por otra parte, el análisis notó una progresión alarmante de la diabetes en México: del año 2000 al 2022, el porcentaje de mexicanos con diabetes casi se triplicó, pasando del 7% al 18.3%; mientras que la prevalencia de prediabetes llegó al 22.1%.6

Este dato es muy relevante, ya que 1 de 4 personas con prediabetes (es decir, personas con niveles de glucosa de entre 100 y 125 miligramos por decilitro en ayunas) desarrollarán diabetes en un periodo de 3 a 5 buena noticia es que de detectarse a tiempo, la prediabetes es tratable y reversible, si se hacen cambios en el estilo de vida, como limitar la ingesta de azúcares, grasas, sal y alimentos procesados y aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y agua, además de realizar actividad física por al menos 30 minutos cada día y recibir tratamiento de así indicarlo el médico.

Por último, el análisis reveló que existen 4.4 millones de mexicanos que padecen diabetes sin saberlo, y que, por lo tanto, no tienen los cuidados médicos necesarios. En este sentido, Merck ha lanzado la campaña global “Bloquea la diabetes” para concientizar a la población sobre prediabetes y diabetes, con mensajes enfocados en detección temprana y creación de hábitos saludables como una alimentación balanceada y actividad física para su prevención, además de invitar a la población a través de un a conocer su nivel de riesgo de desarrollar prediabetes o diabetes, y de ser necesario consultar a un profesional de la salud. El fin de semana pasado lanzamos esta campaña de la mano de nuestros aliados, los Capitanes, el equipo de basquetbol profesional de la Ciudad de México, ya que consideramos que el deporte es uno de los hábitos que hay que fomentar entre la población para hacer frente a esta grave pandemia.

Director General de Merck México


Referencias:

1 Lakhtakia, Ritu, , PubMed Central, National Library of Medicine. PMCID: PMC3749019.

2 Medical News Today, .

3 Healthline, .

4 Merck Group,

5 The Lancet, , Volume 404, Issue 10467, P2077-2093, 23 de noviembre de 2024

6 Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2000 a 2022.

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