Desde la antigüedad, las personas han buscado remedios para sus padecimientos, desde rituales primitivos hasta el consumo de ciertos alimentos para promover la salud.1 El intercambio de conocimientos de generación en generación es un reflejo del interés de la humanidad por el autocuidado. Con el surgimiento de la ciencia y la medicina moderna, el autocuidado perdió peso en la sociedad. Pero, a mediados del siglo XX, impulsado por diversos factores, notablemente el aumento de las enfermedades crónicas, surgió el concepto moderno de “autocuidado”.2

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el autocuidado como “la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover su propia salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a enfermedades”. Acciones de autocuidado incluyen prácticas, hábitos y elecciones de estilo de vida como, por ejemplo, el auto-monitoreo de la glucosa en la sangre para el control de la diabetes o de la presión arterial para el control de la hipertensión, así como el consumo moderado de alcohol y tabaco. Practicar una actividad física de forma regular es una forma de autocuidado que podría evitar unas 3.9 millones de muertes prematuras al año. Un aspecto fundamental del autocuidado es que reconoce a las personas como agentes activos en la promoción de su propia salud.

Según cifras de la OMS, cada año, 100 millones de personas se ven sumidas en la pobreza por gastos relacionados a salud que han debido pagar de su propio bolsillo. Además, las poblaciones desatendidas y marginadas carecen frecuentemente de acceso a servicios y productos sanitarios de calidad y enfrentan discriminación en la atención sanitaria. En este sentido, las intervenciones de autocuidado tienen el potencial de ser una alternativa para mejorar la cobertura sanitaria, evitando el saturamiento de los sistemas de salud, permitiendo además llegar a personas en situaciones de crisis humanitaria.3

El concepto de autocuidado nunca ha sido más relevante que hoy en día, en un contexto de aumento de las enfermedades crónicas y transmisibles, que ha generado un impacto masivo en los sistemas sanitarios de todo el mundo. Por ejemplo, la pandemia de COVID-19 puso de relieve el papel fundamental de las intervenciones de autocuidado para mitigar la enfermedad y salvar vidas mediante acciones de autocuidado como el uso de cubrebocas y el distanciamiento físico. El aumento en los costos de la asistencia sanitaria también sugiere que en un futuro próximo, el autocuidado evolucionará hasta convertirse en la principal fuente de asistencia médica.4

Por supuesto, el concepto de autocuidado en la actualidad va más allá de la mera salud física. Se cree que existen siete pilares, y que cada uno de ellos es necesario para una rutina balanceada: el autocuidado mental (crear un estado mental saludable mediante la meditación, la atención y la curiosidad, tomándose descansos del tiempo frente a pantallas); el autocuidado emocional (creando estrategias de manejo del estrés y de las tensiones que puedan surgir en la vida cotidiana); el autocuidado físico (cuidar de nuestro cuerpo con descanso, nutrición y movimiento); el autocuidado medioambiental (cuidar de nuestros entornos reorganizando nuestros espacios de trabajo y evitando el desorden); el autocuidado espiritual (identificar los valores que nos definen, hacer voluntariado); el autocuidado recreacional (tomarnos el tiempo para pasatiempos y actividades de esparcimiento); y el autocuidado social (entablar relaciones y establecer conexiones con límites saludables).5

En la actualidad, el autocuidado se ha integrado como una parte fundamental del desarrollo de los empleados en el lugar de trabajo. Las empresas sabemos la importancia de fomentar un estilo de vida saludable y de que exista un balance entre la vida profesional y la vida personal para que nuestros colaboradores se mantengan motivados y se limite la rotación del talento humano.

Es importante destacar que la creación de un entorno propicio al autocuidado es tarea de todos y requiere de la acción no solo del sector sanitario, sino también de sectores como el educativo y de los medios de comunicación. La labor que desempeñan los periodistas especializados en el sector de la salud es fundamental para hacer llegar a la población información sobre padecimientos, tecnología disponible en los tratamientos, así como sobre la importancia de mantener hábitos saludables para prevenir enfermedades como la diabetes o la hipertensión. Cuando se reducen las oportunidades de desarrollo profesional de este sector, nuestro ecosistema informativo se empobrece y nuestras fuentes de información se reducen. Por ello, desde todos los sectores, debemos crear estímulos e iniciativas para fortalecer al gremio.

Conscientes de ello, Merck México, junto con Opinión 51 y con el apoyo de TV UNAM, El Universal, Síntesis, la Universidad de Guadalajara y El Economista, lanzamos este 2024 el “Premio Nacional de Periodismo en Salud”, una iniciativa que busca reconocer la excelencia y estimular la cobertura periodística de calidad sobre temas de salud y ciencia. Esta primera edición del Premio recibió más de 100 proyectos, todos de gran calidad, por lo que, en cuatro de las cinco categorías premiadas, se incluyó una mención honorífica. Estamos convencidos del gran talento que existe en nuestro país y nos alegra poder contribuir a su desarrollo.

Desde 2011, por iniciativa de la Federación Global del Autocuidado (GSCF), durante el mes de julio se conmemora el “Día Mundial del Autocuidado”,6 que tiene como objetivo concienciar a la sociedad sobre la importancia de cuidar de nuestra salud de forma cotidiana y que, de acuerdo con la OMS, se basa en cuatro principios básicos:

  1. Llevar una alimentación sana, equilibrada y adecuada.
  2. Ser físicamente activo.
  3. Evitar el consumo de alcohol y tabaco.
  4. Dormir lo suficiente, controlar el estrés y mantener un estado de ánimo equilibrado.

Director General de Merck México

Referencias:

1 McCormack D. . Nurs Leader. 2003;16(4):48–62. doi: 10.12927/cjnl.2003.16342.

2 Martínez Nicole, Connelly Cynthia, Pérez Alexa y Calero Patricia, . International Journal of Nursing Sciences, 2021 Sep 5. doi: 10.1016/j.ijnss.2021.08.007

3 World Health Organization, , 26 de abril de 2024.

4 Nelson E.C., Meyer G., Bohmer R. . J Ambul Care Manag. 2014;37(3):219–225. doi: 10.1097/jac.0000000000000036.

5 Burkett Macy, , The University of Kansas.

6 Global Self-Care Federation, .

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