Desde tiempos inmemoriales, las enfermedades tropicales –enfermedades infecciosas especialmente prevalentes en las regiones tropicales y subtropicales– han afectado a las comunidades más vulnerables y marginadas, al estar relacionadas con la desnutrición, la falta de atención médica y la insalubridad; y continúan teniendo consecuencias devastadoras a nivel humano, social, económico y sanitario en todo el mundo.
En 1992, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos acuñó el término “enfermedades emergentes” para describir padecimientos cuya incidencia hubiera incrementado en las últimas dos décadas o que pudieran incrementarse en el futuro, como la fiebre hemorrágica del ébola, descubierta en 1976, o el Síndrome de la Inmunodeficiencia adquirida (SIDA), descubierto en 1981. De forma paralela, la incidencia de ciertas enfermedades como el cólera, el dengue, la tuberculosis (TBC) o la malaria se incrementó a nivel mundial, denominándoseles “enfermedades reemergentes”.
Ante la falta de control tanto de las enfermedades emergentes como de las reemergentes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) introdujo el concepto de “Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD)”, que abarca una veintena de enfermedades parasitarias y bacterianas que afectan a más de mil millones de personas en el mundo, en su mayoría de comunidades rurales y de bajos recursos.1
Estas enfermedades son causadas por diversos agentes patógenos como virus, bacterias, parásitos, hongos o toxinas y frecuentemente son transmitidas por vectores (por ejemplo, mediante la picadura de insectos como mosquitos, moscas, arácnidos o garrapatas). Además, se caracterizan por perjudicar el desarrollo físico y cognitivo, limitar la productividad y contribuir a la mortalidad materna e infantil.
Si bien las ETD son muy diversas desde el punto de vista médico, tienen características comunes, como que el entorno ideal para su desarrollo son las zonas rurales, de conflicto o remotas, en donde el acceso al agua potable y a los servicios de saneamiento es escaso y que carecen de atención médica de calidad. Pero, sobre todo, que quienes las padecen suelen ser las personas con mayor grado de pobreza, estigmatización y exclusión social en el mundo.2
Se les llama “desatendidas” justamente porque, incluso en la actualidad, los recursos destinados a combatirlas son insuficientes, sobre todo considerando que la mayoría de ellas son enfermedades previsibles y tratables. Para combatirlas, se requiere de soluciones integrales, que abarquen desde el control de vectores de transmisión hasta el acceso al agua potable y al saneamiento, pasando por la entrega de medicamentos a las personas que los necesitan o la educación sobre hábitos de higiene. Esto significa que tanto organizaciones como gobiernos, académicos e investigadores, científicos, la iniciativa privada y la sociedad civil deben de trabajar de manera conjunta para combatirlas.
En este sentido, Grupo Merck trabaja de la mano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la eliminación de una Enfermedad Tropical Desatendida (ETD): la esquistosomiasis, una de las enfermedades parasitarias más comunes y devastadoras de los países tropicales, que afecta a más de 240 millones de personas, y ocasiona la muerte de más de 200,000 de ellas cada año.3
Nuestro objetivo es eliminar esta insidiosa enfermedad para 2030 mediante un enfoque integral, que incluye el suministro de hasta 250 millones de comprimidos anuales de praziquantel –el tratamiento estándar de la esquistosomiasis– en países endémicos del África subsahariana (donde se presentan el 92% de los casos); el desarrollo de tratamientos nuevos y optimizados y de diagnósticos y tecnologías innovadoras para controlar la transmisión; el apoyo a programas de sensibilización y medidas WASH (Agua, Saneamiento e Higiene) en escuelas de África para educar a los niños sobre las causas de la enfermedad y las formas de prevenirla; y por último, la creación de alianzas sólidas.4
En 2022, alcanzamos un importante hito en nuestro esfuerzo conjunto por eliminar la esquistosomiasis, al alcanzar la cifra de 1,500 millones de tabletas de praziquantel donadas gracias a nuestra colaboración con la OMS. Desde que iniciamos este programa conjunto en 2007, hemos provisto de tratamiento a más de 600 millones de niños en edad escolar en los países afectados.5 Una muestra clara del impacto que ha tenido nuestro programa es el estudio publicado en la revista “Lancet Infectious Diseases”, que muestra que la prevalencia de la esquistosomiasis entre los niños en edad escolar en África subsahariana se ha reducido en casi un 60% en los últimos 20 años.6 Nuestra planta en México desempeña un papel fundamental en la lucha contra esta enfermedad, ya que aquí se produce el 100% de las tabletas de praziquantel que son más tarde exportadas a África y Asia.
En 2012, la OMS elaboró su primera hoja de ruta para el combate de las enfermedades tropicales desatendidas, que abarcó el periodo de 2012 a 2020, y durante el cual se lograron importantes avances. Como ejemplo, la población que necesitaba intervenciones contra las ETD disminuyó en un 25% entre 2010 y 2021, pasando de 2,190 a 1,650 millones de personas. Además, entre 2015 y 2019, más de mil millones de personas al año recibieron tratamiento para al menos una ETD; mientras que, para finales de 2022, 47 países habían eliminado al menos una ETD. Su hoja de ruta más reciente, titulada "Poner fin a la desatención para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible", establece medidas clave y cambios programáticos para acelerar los avances hacia un mundo libre de estas enfermedades con miras al 2030. Sus principales metas incluyen reducir en un 90% el número de personas que requieren tratamiento para las ETD; reducir en un 75% los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) relacionados con las ETD; eliminar al menos una ETD en 100 países y erradicar dos enfermedades (dracunculosis y pian).7
Desde 2022, la OMS celebra cada 30 de enero el Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas haciendo un llamado a todas las personas a unirse y actuar contra las desigualdades económicas y de acceso a servicios de salud, agua potable y saneamiento, para acabar con el círculo vicioso de enfermedad y pobreza en el que se encuentran alrededor de 1,620 millones de personas de las comunidades más vulnerables del mundo.8
Director General de Merck México
Referencias:
1 Fiebre de Chikungunya: Una nueva enfermedad emergente de gran impacto en la salud pública, Rev Med Hered vol.26 no.1 Lima ene. 2015.
2 Organización Mundial de la Salud, Enfermedades tropicales desatendidas: Preguntas y Respuestas, última actualización 9 de enero de 2024.
3 Merck Group, Sustainability, SCHISTOSOMIASIS.
4 Merck Group, SCHISTOSOMIASIS ELIMINATION PROGRAM.
5 Merck Group, Merck Provides 1.5 Billionth Tablet of Praziquantel for Treatment of Schistosomiasis, Comunicado de Prensa, 24 de enero de 2022.
6 Kokaliaris C, et al. The Lancet Infectious Diseases, 2022:22(1)-136:149
7 Organización Mundial de la Salud, Poner fin a la desatención para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible: hoja de ruta sobre enfermedades tropicales desatendidas 2021-2030, 28 de enero de 2021.
8 World NTD Day, A global movement to end Neglected Tropical Diseases, enero de 2024.