La semana pasada, la presidenta electa, la Doctora Claudia Sheinbaum, anunció la tan esperada presentación de las personas que formarán parte de la primera fase de su gabinete. El anuncio recibió una abrumadora mayoría de críticas positivas, ya que los perfiles causaron aceptación no solo en la población en general, sino también en la oposición. Este hecho, sin duda poco habitual en la presentación de cualquier gabinete en el mundo, nos lleva a preguntarnos: ¿Qué hace a un buen gabinete?
Se conoce como gabinete al grupo de secretarios y asesores que fungirán en la administración pública. A pesar de que históricamente se ha respetado la decisión del mandatario en turno de escoger “libremente” a su equipo de trabajo, hoy en día, las secretarías de estado se han convertido en un aparato burocrático tan extenso y poderoso que la ciudadanía exige una serie de cualidades que deben reflejarse en la elección de los miembros del gabinete.
La primera es, sin duda, la capacidad. Un secretario de estado tiene el poder de influir en la directriz de un país, en sus relaciones exteriores, en su desarrollo económico y social. Básicamente, puede transformar directamente la vida de millones de personas. Por eso, con justa razón, se pide que sean personas preparadas que sepan tomar las decisiones necesarias, aún si esto contraviene la opinión pública o la del mismo presidente. Por eso son tan criticados los gobiernos que escogen a parientes o amigos íntimos del mandatario, porque su visión podría estar sesgada por su cercanía con él. Ejemplos de esta situación, lamentablemente, tenemos de sobra en nuestro país. Por ejemplo, durante la crisis económica de principios de los 80s, muchos secretarios optaron por no tomar medidas urgentes para frenar la crisis con tal de no mermar su relación con el entonces presidente López Portillo.
Otro aspecto que siempre se busca en un buen gabinete es la diversidad. Nuestro país es uno de los más diversos culturalmente del mundo, y tener secretarios de Estado que representen esa pluralidad y que además trabajen activamente para disminuir la desigualdad es fundamental. Necesitamos gente proveniente de todos los estratos sociales, de todas las edades y, sobre todo, de todos los géneros.
Asimismo, otro aspecto muy complejo de realizar, pero sumamente elogiado en las democracias modernas, es el denominado gabinete plural. Esta denominación se refiere a que el presidente en turno busque priorizar la capacidad y la experiencia por encima de cualquier aspecto partidista. Muchos presidentes han sido sumamente aplaudidos por optar por esta decisión; que sea la persona más capacitada quien ocupe los mejores puestos, independientemente de cualquier otro factor.
Ahora bien, si hacemos un análisis minucioso del gabinete de la Doctora Claudia Sheinbaum, veremos que todos estos aspectos están representados. Tenemos personas con una muy amplia capacidad y una trayectoria envidiable en el servicio público, como es el caso de Marcelo Ebrard, Julio Berdagué y Juan Ramón de la Fuente. Además, contamos con un gabinete diverso, representado por muchas mujeres, como Rosaura Ruíz, Alicia Bárcena y Ernestina Godoy. Adicionalmente, tenemos un gabinete plural, con personas que han trabajado para otros gobiernos y en otras circunstancias, pero que, por su capacidad, conocimiento y experiencia, fueron reintegradas al servicio público, como Juan Ramón de la Fuente, quien fuera secretario de salud durante la presidencia de Ernesto Zedillo.
Confiamos en que las buenas decisiones se mantendrán en la selección del resto del gabinete, mientras tanto, todas y todos los mexicanos seguiremos a la expectativa.