El pasado domingo se llevó a cabo una marcha donde todos los asistentes iban vestidos de rosa. Esta manifestación, a diferencia de las anteriores, abandonó cualquier pretensión de ser una marcha apartidista y se declaró abiertamente en apoyo a la candidata de oposición, Xóchitl Gálvez. Anteriormente, las marchas de la "marea rosa" se vendían como eventos en defensa de la democracia, convocadas supuestamente por ciudadanos sin intereses partidistas. Sin embargo, siempre hubo un tono que sugería un claro favoritismo hacia Gálvez, lo cual se hacía evidente para cualquier observador atento.

La marcha del domingo destapó esta fachada, revelando la verdadera naturaleza partidista del movimiento. Esto quedó patente con la presencia de figuras que deberían ser neutrales, como Lorenzo Córdova, el ex titular del Instituto Nacional Electoral. La asistencia de personajes que, en teoría, deberían mantenerse apartidistas subraya la falta de coherencia y autenticidad del evento.

Es importante cuestionar el objetivo de la oposición al organizar estas marchas. En eventos anteriores, la concurrencia era relativamente alta porque se promocionaban como manifestaciones sin afiliaciones políticas, atrayendo a ciudadanos que creían en la defensa de la democracia de manera imparcial. Al dejar de lado esta pretensión, la asistencia disminuyó drásticamente, haciendo evidente la falta de apoyo masivo. La marcha del domingo, en lugar de mostrar fortaleza y unidad, destacó la debilidad del respaldo popular a la candidatura de Gálvez cuando se desvanece la ilusión de apartidismo.

La disminución en la concurrencia fue notable. Mientras que las marchas anteriores lograban congregar a una multitud nutrida, el evento del domingo mostró una asistencia mucho menor. Esto sugiere que muchos participantes previos se sintieron decepcionados o engañados por la clara politización de la marcha. Por otra parte, es cuestionable la eficacia de estas marchas en términos de ganar nuevos votos para la candidata del PAN. La mayoría de los asistentes ya simpatizan con Gálvez, por lo que el impacto en la ampliación de su base de apoyo es mínimo. Además, las marchas abiertamente partidistas pueden reforzar la percepción de que la oposición está más interesada en promover a sus candidatos que en defender principios democráticos de manera imparcial.

Este evento también generó reacciones en las redes sociales y en los medios de comunicación. Algunos usuarios criticaron la politización de la marcha, mientras que otros defendieron el derecho de los ciudadanos a expresar su apoyo a un candidato específico. Sin embargo, la cobertura mediática destacó la baja asistencia y la falta de diversidad en los participantes, lo que contribuyó a una percepción negativa del evento.

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