Nos cuentan que la salida de la escritora Guadalupe Nettel de la dirección de la Revista de la Universidad de México no fue sencilla. No ocurrió por haber sido elegida por la Universidad de Columbia para hacer una residencia ni por las denuncias en las redes sociales sobre su conducta laboral, sino por denuncias formales ante autoridades universitarias planteadas hacía varios meses, de lo cual hay constancia. Es decir, no fue consecuencia de una cancelación, funeo o como se le diga ahora a los linchamientos en redes sociales, sino por una medida final ante el desempeño de la editora. Más allá de esas denuncias, desde hacía tiempo era evidente la ausencia y el ausentismo de Nettel en reuniones, presentaciones de actividades, etc, y en su oficina, con el pretexto de viajes o por “motivos de salud”. Tan es imposible negar esto que basta ver fotografías recientes en la web o en redes sociales con gente del equipo de las dependencias culturales de la UNAM en reuniones generales en donde ella no estuvo. Hizo lo correcto el rector en no quitar el dedo del renglón y arreglar este asunto a pesar de que, nos cuentan, hubo cierta oposición…
Finalmente Nettel aceptó renunciar y con ello ha ocurrido un cambio generacional con el nombramiento del joven escritor Jorge Comensal al frente de la Revista de la Universidad de México, a quien le deseamos lo mejor y también esperamos que cumpla con todas sus obligaciones laborales, como el resto del equipo de funcionarios culturales de la UNAM, muchos de ellos creadores que, en horarios y espacios laborales, tienen que dedicarse plenamente a lo que fueron contratados por una universidad pública que maneja recursos públicos y que debe ser transparente ante los contribuyentes para evitar aviadores, simulaciones laborales, excesos y abusos de todo tipo y, en suma, deshonestidades de cualquier índole. Quien pueda conciliar sus obligaciones laborales con la creación, bravo; quien no, que se retire tranquilamente a crear y deje el espacio a una persona con verdaderas ganas de trabajar para la UNAM, no para aprovecharse de ésta.
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